MADRID, Última del Certamen Ocho Naciones. Un cuarto de plaza. Novillos de Lozano Hermanos, desiguales de presentación y juego. Manuel Larios (azul celeste y plata), silencio y vuelta al ruedo tras petición. Santiago Naranjo (rosa y oro), saludos y silencio tras aviso. Pablo Belando (blanco y plata), silencio tras dos avisos y silencio.
Una novillada manejable, aunque no fácil, de los Hermanos Lozano ha servido de punto final al Certamen de las Ocho Naciones, que concluye con el saldo de dos vueltas al ruedo: la que hoy ha dado Manuel Larios y la que en tardes anteriores dio Emilio Huertas. Como balance, más bien pobre.
Manuel Larios volvía a Madrid, después de la cornada que sufrió la tarde que iba a ser de su presentación. Y consciente del ruedo que pisaba, logró con el cuarto de la tarde sus pasajes más interesantes, en una faena que tuvo fases más lucidas y otras un tanto destempladas. Con su primero sólo pudo dejar constancia de su predisposición.
En esta última del ciclo ha destacado, por otro lado, la sensación de novillero ya cuajado del colombiano Santiago Naranjo, a cuyo cargo corrieron pasajes de interés, especialmente en su segundo; queriendo manejar con variedad el capote, se mostró muy decidido con la muleta, sin arrugarse ante las fuertes embestidas de su enemigo. El quinto tenía más problemas y no pudo centrarse.
Al mejicano Pablo Belando, que se presentaba en Las Ventas, le superó el buen pitón izquierdo de su primer enemigo y acabó construyendo una faena embarullada. Con el sexto, abrevió. En ambos estuvo premioso con la espada.
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