Nacido en Galapagar (Madrid) el 6 de marzo de 1929, Victorino Martín Andrés tuvo una infancia marcada, como tantos niños españoles, por la guerra civil. Fusilado su padre por los milicianos en Paracuellos del Jarama, su infancia transcurre entre el campo y el negocio familias, un estanco-bar, que regentaban las mujeres de la familia. Ya en esta época tuvo su primer contacto con el toro bravo: primero, en la finca Cuarto Carretero, de la familia Hernández, donde pastaban reses de origen Vega Villar, que con el paso de los años pasaría a constituir su segunda ganadería, la de Monteviejo; después, en la finca El Cerrillo, donde se criaban los albaserradas de la familia Escudero.
En 1940 se trasladó a Madrid, para cursar sus estudios en el colegio de los Hermanos Maristas de la calle Fuencarral de Madrid y dos años después ingresó interno en el colegio Alfonso XIII de los Agustinos en El Escorial. Pero pronto abandonó los estudios y a los 16 años se hizo cargo de la carnicería que tenía un tío suyo en Galapagar. Como era hombre inquieto, en muy poco tiempo decidió abrir, en unión de sus hermanos Adolfo y Venancio, otras dos carnicerías más.
Pero metido como estaba en el trasiego del ganado, pronto se convirtieron los tres hermanos en organizadores de festejos populares e inician el germen de la primera ganadería, que en 1953 inscribieron en la Asociación de Ganaderos de Reses de Lidia el hierro de la V.
En 1.953 consiguen inscribir en la con el que la familia había herrado todas las reses moruchas desde tiempos del abuelo Venancio. La ganadería se inscribe a nombre de Adolfo Martín Andrés. Prosiguieron las compras y ventas de reses y ganaderías, entre ellas las de Higüero, Amelia y Alberto Higüero o Gandarias. Esta última fue adquirida en asociación con Manuel García Aleas, nombre ilustre de la ganadería brava, que a la postre sería un entrañable amigo de Victorino y que durante muchos años fue el secretario de la Unión de Criadores de Toros de Lidia.
El salto definitivo lo dan en agosto de 1.960, cuando adquieren el primer lote de la ganadería de los hermanos Escudero Calvo, a partir de la cual se forma la ganadería de la A coronada.
Cuenta Victorino que volvió a nacer el 2 de junio de 1968, cuando el semental “Hospiciano” le corneó gravemente, causándole lesiones de las que tardó meses en recuperarse.
El 2 de junio de 1.968 Victorino Martín volvió a nacer. El semental Hospiciano, de nueve años, corneó salvajemente al ganadero, que se zafó finalmente metiéndose en el río Árrago. Victorino tardó varios meses en recuperarse y el semental murió tres días después del percance. Curiosamente, este semental era el padre de la mayoría de los toros que le dieron su primer gran éxito en Madrid, el 10 de agosto de 1969, tarde en la que se le dio la vuelta al ruedo al toro “Baratero”, lidiado por Andrés Vázquez-
Diez años después, el 30 de mayo de 1978, Victorino sale por primera vez a hombros de Las Ventas tras una corrida lidiada por Dámaso Gómez, Miguel Márquez y Ruiz Miguel, en la que se lidiaron dos toros aún recordados: “Conducido” y “Pocapena”.
Contemporáneo con este éxito, por un compromiso ineludible Victorino vende 20 vacas y un semental a Leopoldo Picazo, en la que ha sido la única venta de ganado producida en la ganadería. La ganaría que se iba formando con este lote reses acabarían finalmente en manos del ganadero José Escolar, quien las unió a las que ya tenía de origen Santa Coloma.
Pero para entonces la ganadería ya estaba consolidada y Victorino se había hecho con un nombre importante en la Fiesta. Así continúa hoy, ahora con la ayuda de su hijo.
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