Valencia demuestra que las remodelaciones son posibles

por | 12 Mar 2011 | Punto de vista

La reinauguración de la plaza de toros de Valencia, que ha ganado en comodidad y funcionalidad, constituye una prueba evidente de cómo es posible modernizar las instalaciones taurinas sin por ello afectar a sus valores artísticos y culturales.
 
Todos los implicados han tenido que hacer un esfuerzo: la Diputación, que ha tenido realizar una inversión apreciable; los aficionados, que en un número importante han tenido que cambiar su abono habitual; la empresa, porque tiene que cuadrar sus cuentas a partir de 2.500 entradas menos cada día. Pero a todos va a compensar este esfuerzo. Y sobre todo, va a beneficiar a la bella ciudad de Valencia, que cuenta ya con una nueva instalación pública para acoger a los numerosos eventos que eligen a la capital levantina como su lugar de celebración.
 
Pero las obras de remodelación, que se completará en una segunda fase que contempla la fórmula para cubrir la plaza, han puesto de manifiesto sobre todo que cuanto se acometen proyectos razonables y bien planteados, es posible compaginar la modernización con el mantenimiento intacto de las singularidades de un edificio considerado con el valor de ser Patrimonio Cultural e Histórico y Bien Cultural de la ciudad.
 
El ejemplo de Valencia debiera servir para que otras instituciones también se planteen la necesidad de actualizar las instalaciones taurinas. Carece de todo sentido que una mayoría de plazas resulten particularmente incómodas para los espectadores, cuando además se trata de un espectáculo de precios elevados. Carece de sentido que una instalación pública de las dimensiones de una plaza de toros tan sólo pueda usarse en un número pequeño de ocasiones. Carece de sentido, en fin, que una infraestructura cívica importante no se utilice para ampliar el parque local de espacios públicos para acoger acontecimientos de muy distinto nivel.
 
Por eso, conviene urgir a esas otras instituciones a que acometan en sus respectivas ciudades proyectos de esta naturaleza. Y estamos pensando, como es natural, en la Plaza de las Ventas, tan incómoda como tantas otras, pero con el agravante añadido del grave problema de las corrientes de aire. No resulta hoy creíble la suprema razón que la institución propietaria aduzca la posibilidad de realizar esas obras por el carácter singular del edificio. Valencia demuestra que hoy existen técnicos y sistemas de obras para que las remodelaciones se lleven a cabo son impacto visual alguno y sin alterar esos valores como Patrimonio Cultural e Histórico. Lo que falta es la voluntad de acometer una solución para unos problemas evidentes.
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Taurología

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