MADRID. Segunda del abono de Otoño. Dos tercios de plaza: 17.133 (69,6% del aforo). Cinco novillos de Fuente Ymbro (Ricardo Gallardo), de adecuada presentación y de bueno juego en general; un sobrero 6º tris de Hato Blanco (Ernesto Campos Peña), deslucido. Joao Silva “Juanito” (de verde botella y oro), ovación y silencio. Pablo Mora (de verde botella y oro), silencio y palmas. Francisco de Manuel (de grosella y oro), vuelta al ruedo y silencio.
Aunque al final hubo de ser remendada con un sobrero, por cierto el de peor juego, interesante ha sido la novillada lidiada por Ricardo Gallardo. Como todo, tenían sus teclas que tocar, pero casi todos sacaron franqueza y buen estilo en sus embestidas y pasaron con buena nota por el caballo. Sobre todo, destacó el lidiado en 5º lugar, muy ovacionado en el arrastre. Un conjunto que brindaba el triunfo, pero que acabaron poniendo de su parte a la afición, a la vez que se mostraba bastante fría con la terna, que con anterioridad había triunfado en Las Ventas.
Extraordinario de principio a fin, como quedó dicho, el 5º, de preciosas hechuras, además; tuvo calidad el que abría la tarde, pero carecía de fortaleza; con sus complicaciones el que hizo 2º, que repartía cabezazos cuando no iba muy sometido; con interés y movilidad el 3º, que pedía una mano firme; y noble pero diciendo bastante poco el 4º. El segundo sobrero, con el hierro de Hato Blanco, de mal juego.
Académicamente muy correcto siempre el lusitano “Juanito”. Dejó momentos muy logrados, pero que por una cosa u otra no llegaban a los tendidos. Se explica que tal ocurriera con el que abría la función, que con un frecuente perder las manos deslucía las suertes, a la vez que impedía que el torero le pudiera bajar la mano y torear con reunión. Sin ese puntito de picante, el 4º se dejaba torear y “Juanito” lo hizo con formas templadas, pero sin alcanzar a que la faena tomara vuelos,
El más complicado 2º, el de peor juego entre sus hermanos, exigía una mano poderosa que impusiera el mando. Pablo Mora no llegó a conseguirlo, sino que se fue desconfiando. Con las ideas mucho más claras con el gran novillo de su segundo turno, dejó series bien estructuradas sobre ambas manos, buscando torear por abajo y con largura. Pero no terminó de arrebatarse, que es lo que pedía el de Fuente Ymbro. Con todo, dejó constancia de su buen toreo al natural.
Con más oficio y rodaje que sus compañeros, Francisco de Manuel supo sacar todo el partido que tenía el 3º, que a la muleta llegó con buen son. Después de un arriesgado tercio de banderillas y de un inicio de faena muy adecuado, las primeras series tuvieron su enjundia, especialmente con la mano izquierda, aunque luego bajara la intensidad. Con todo, si no llega a pinchar hasta dejar la espada en buen sitio, hasta habría cortado una oreja. Frente al mal sobrero que cerró la función, lo lidió sin agobios y lo mató pronto. Como correspondía.
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