MADRID, 14 de mayo de 2012. Quinta de feria. Dos tercios de entrada, en tarde con mucho viento. Tres novillos de Buenavista, de presentación impropia para Madrid; dos de Fernando Peña (4º y 6º), bien hechos, y un sobrero de Couto de Fornilhos (1º), escurrido de carnes. Todos de juego desigual, destacando el encastado primero y el buen tercero. Conchi Ríos (de turquesa y oro), silencio tras aviso y pitos. Tulio Salguero (de verde hoja y oro), silencio y silencio tras un aviso. Gonzalo Caballero (de blanco y plata), una oreja y silencio.
Durante la lidia del primer novillo, el banderillero Raúl Corralejo fue atendido en la enfermería de un traumatismo toracoabdominal de pronóstico reservado, que le impidió continuar la lidia.
En la primera novillada de la isidrada, sorprendió Gonzalo Caballero en su debut en Las Ventas, en la que era su segunda novillada con picadores. Para los que no le conocían, porque siempre llama la atención un novillero con buen concepto del toreo y que además se pone en el sitio. Para los que ya le vieron en Sevilla, esta tarde ha salido a la luz un Caballero más asentado, que trataba de hacer el toreo por bajo y no sólo aquel otro novillero muy arrojado que, en ocasiones contra la razón, se ponía delante de sus novillos al si o sí.
No es cosa de echar ninguna campana al vuelo, que a la postre éste no era más que su segundo paseíllo con los del castoreño en su cuadrilla. Por delante tiene una carrera de fondo, con muchas revueltas además, que ese ha sido siempre el camino del toreo. Pero en años de monotonía e igualitarismo artístico, salga un torero tan joven buscando hacer ortodoxa y airosamente todas las cosas, es buena noticia.
Tiene acreditada la casta y trae un aire diferente entre los de su escalafón, pero carece de oficio. Y en ese irse haciendo, deberá mejorar en el manejo del capote –comenzando por cogerlo como es debido–, como irá asentando su concepto del toreo. Por eso Caballero lo que necesita es que se le lleve con cabeza y buen criterio, sin apresurarse más de lo necesario. Bastante ruleta rusa ha sido hacerlo debutar de primeras y de golpe en Sevilla y Madrid; que haya salido bien no quiere decir que apuestas tan arriesgadas salgan a pedir de boca cada tarde. Las precipitaciones mejor si son con medida.
Después de haber cortado, y con fuerza, la primera oreja de la feria, su triunfo pudo ser más redondo, si no le masacran al sexto de la tarde, con hechuras de toro, desde luego, pero que no metía mal la cara. Fue un exceso innecesario. ¿Tanto cuesta medir a los novillos en el primer puyazo, que tiempo habrá luego de dosificar más el castigo en el segundo? Al torero le ha costado no abrir la Puerta Grande, a poca suerte que hubiera tenido.
Por lo demás, la tarde nos dejó una interrogante: ¿ha devuelto Conchi Ríos las dos orejas del verano pasado? Si no lo ha hecho, ha faltado un milímetro. Y no tanto porque no consiguiera lucirse; es, sobre todo, porque se la vio insegura, superada en todos los trances de la lidia y sin ideas en sus dos novillos. Aunque hubiera puesto un empeño mayor del que dejó traslucir, se equivocó por completo tratando de hacer su primera faena de muleta al encastado novillo de Couto de Fornilhos en los medios, cuando el vendaval estaba más bravío; por eso todo se fue en probaturas varias, previas a una horrorosa estocada chalequera. Con el buen mozo de Peña que hizo cuarto, sencillamente naufragó en toda regla.
No tuvo demasiada suerte en el sorteo el extremeño Tulio Salguero. Quizás en su primero, si no le pagan tanto en el caballo, habría conseguido tener un mejor tono. Con el quinto hizo un esfuerzo tesonero, que no llegó a cuajar.
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