PAMPLONA. Última de la feria de San Fermín. Lleno. Toros de Miura, bien pero desigualmente presentados, destacando los tres últimos; con nobleza los dos primeros, más ásperos los restantes y todos con medido recorrido y en humillación. Manuel Escribano (de rioja y oro), una oreja y ovación. Luis Bolívar (de blanco y plata) silencio tras un aviso y silencio. Salvador Cortés (de grana y oro), pitos tras dos avisos y silencio tras un aviso.
Aún con la indignación en el cuerpo por la inculta decisión de prohibir la feria de María Pita en La Coruña, por obra y gracia de la versión local de los podemitas, en la Monumental pamplonesa por octavo día todos los toreros hacían el paseíllo descubiertos en señal de protesta por esta política acultural y sin sentido que se está extendiendo. De quitarse la montera y el castoreño habrá que pasar ya a cosas mayores, como por ejemplo acudir coordinadamente a todos a los Tribunales de Justicia que correspondan, dado que los señores magistrados del Constitucional están tan ahogados en papeles que llevan cuatro años buscando tiempo para resolver el recurso de Cataluña.
Pero como los aficionados son gente educada, a diferencia de otros, todos se sentaron pacíficamente en su localidad para que diera comienzo la ultima del serial sanferminero. Su estadística resulta contundente: ocho corridas de toros, cuatro puertas grandes y 18 orejas, por más que hoy por hoy los numero taurinos conviene ponerlos en cuarentena; más importante ha sido comprobar como en ocho días se produjeron ocho llenos. ¿Pero no habíamos quedado que los toros no interesan a nadie, salvo a media docena de sádicos?
Pero vayamos al tajo. Los hermanos Miura trajeron a la capital navarra una lustrosa corrida, bien comida y musculada y bien armada. Una corrida propia de la Feria del Toro, como es habitual en esa Casa. Luego su juego resultó muy desigual, dado que iba de la nobleza que saco el 1º a las serias complicaciones del 5º, con todo tipo de comportamientos intermedios. En línea general, a la corrida del faltó humillar y un recorrido más amplio. En cualquier caso, sin ser precisamente cómoda, tampoco saltó al ruedo el animal ilidiable; con mayor o menor lucimiento con toda la corrida se pudo andar, aunque no con florituras.
El oficio y la frecuencia de sus paseíllos permitieron a Manuel Escribano resolver su papeleta con mucha solvencia. El de Gerena, ya se sabe, es de piñón fijo: de hinojos en la puerta de toriles y comprometidos terrenos para banderillear. Hoy, además, entendió con inteligencia y sobre la base de la suavidad se lució con el más bonancible 1º, al que luego pasaportó con seguridad. Volvió a sacar su fondo de armario con el imponente y más en miureño 4º –cinqueño como el anterior– para imponerse su ley. Lucimiento medido, como correspondía a las dificultades del astado, pero todo hecho siempre con buen criterio. Y con valor.
Luís Bolívar destacó especialmente con el 2º, que no humillaba nada, pero que tenía prontitud y movilidad. Construyó un trasteo algo prolongado, buscando la limpieza de los muletazos y siempre con buen oficio. Una faena interesante que luego emborronó con los aceros. Volvió a estar firme con el 5º, el más complicado, que acometía con mucha brusquedad y a la defensiva. El torero en ningún momento se dejó ganar por las contrariedades resolviendo bien la papeleta.
Con tesón pero sin brillo alguno pasó por Pamplona Salvador Cortes, al que como es de toda la lógica se le nota la poca actividad. De primeras le correspondió un miura deslucido y sin viaje alguno. Su cruz estuvo con la espada, con la que pasó muy mal rato, al borde de ver como caís el tercer aviso. Trató de enmendar la situación con el 6º, pero los animosos comienzos no tuvieron luego continuidad. También en este se le cruzó en el camino la espada.
El encierro: Miura establece el record histórico de rapidez
Los de Miura han establecido todo un record de rapidez en el último de los encierros de las fiestas de San Fermín, al cubrir todo el recorrido en apenas 2 minutos y 5 segundos.
Esta ganadería, la más veterana de todas las que han protagonizado la historia de los encierros, ha vuelto a demostrar una gran nobleza durante toda la carrera, que han realizado formando una manada compacta, que sólo momentáneamente se vio alterada a la entrada misma al ruedo.
Aunque sin lesiones de gravedad, cinco mozos han sido atendidos por caídas accidentales. El de mayor importancia ha sido un mozo de San Sebasti
án y otro de San Sebastián de los Reyes, ambos con una contusión craneoencefálica, de las que fueron atendidos en el Hospital de Navarra.
El premio a la mejor corrida, desierto
"Costurero", el 6º toro de José Escolar, Premio Carriquiri
El 6º toros de José Escolar, “Costurero”, lidiado por Paco Ureña, ha recibido el Premio Carriquiri al mejor ejemplar de la Feria de San Fermín. Por su parte, el premio a la corrida más completa ha sido declarado desierto.
Y los premios que anualmente concede el Club Taurino de Pamplona ha quedado así:
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