“Aunque la fotografía ofrece la espléndida superficialidad de las cosas, su asociación con la noción de verdad ha derivado en confusión. La fotografía se refiere más a parámetros dérmicos y verificables de la realidad que a las emociones provocadas por su percepción. Sus iconos reflejan la realidad pero, por grande que sea su fidelidad, por mucho que se exalte su autenticidad, los iconos no son la realidad y menos aún la verdad”. Es la forma de pensar de Ramón Zabalza, hoy un acreditado artista de la fotografía que en estos días expone en la Sala Antoñete, de la plaza de Las Ventas, un avance de su nuevo trabajo “Bos taurus”.
Se trata, al decir de su autor, de una “miscelánea de medios de producción, saberes, imaginarios, tradiciones y ritos, la cultura del toro de lidia es una de las áreas más conflictivas e inestables de la cultura española desde hace cincuenta años. Esta exposición quiere contribuir al mejor conocimiento de dos ámbitos semidesconocidos de ese mundo: el toro en el campo y las fiestas populares taurinas”.
Compuesta por tres imágenes de gran formato y treinta y dos de pequeño formato, las fotografías de Bos taurus –recalca el autor– “soslayan la fotografía taurina convencional y desde la perspectiva que otorga la observación directa, muestran el sustrato social de la cultura taurina popular y proponen una lectura inusual, en cierto modo antropológica, sobre ella”.
De hecho, a Zabala le gusta afirmar que se trata de “un ensayo visual y conceptual sobre el segmento más popular y participativo de esas fiestas, redactado a partir de las contradicciones que los humanos generan cuando se relacionan con los animales útiles”.
Y como tal ensayo, propone una relectura de la subcultura taurina popular a la luz de la fotografía, de la historia, de la economía y de las experiencias del autor. “Su finalidad –matiza– no es polemizar, sino llamar la atención sobre la singularidad y la viabilidad de estas fiestas en el momento más crucial de su historia”.
Entiende Ramón Zabala que ha sido muchas las explicaciones dadas en torno a las fiestas de toros y en particular la de carácter popular, “pero todas han olvidado la mas elemental: la emoción suscitada por el enfrentamiento con el toro es tan intensa que condiciona psicológicamente a actores y observadores. Tal desmesura emocional dificulta la recuperación del pasado y la integración de los imaginarios, territorios mentales en los que nace la reflexión y explica su difícil y, a veces, conflictiva articulación en las sociedades posmodernas”.
Con un una cierta preponderancia de imágenes del toro en el campo y a la ganadería brava, se trata de escenas que aún siendo cotidianas, para quien conoce la vida de la dehesa, ofrece unos puntos de vista inéditos y originales, una visión de distinta de la que habitualmente su ofrece, hasta el punto que a quien visita la exposición no le resultará fácil destacar unas obras sobre otras.
No sólo por su dimensión, destacan las tres de gran formato, en especial la que sirve de portada al breve catálogo de la exposición, pero el conjunto de la muestra resulta muy sugerente. Y así, por ejemplo, hasta que una cierta nostalgia se contempla la fotografía relativa al festival que se celebraba en las arenas de la playa de Candás (Asturias), pero también la serie que se localiza en torno a Ciudad Rodrigo llama la atención.
Ramón Zabalza es licenciado en Derecho (Madrid, 1960) y cursó estudios de Economía y Antropología en Madrid y París (1961-1970). Profesor auxiliar de Antropología Social y Económica en la Universidad Complutense de Madrid, a partir de 1973 entra de lleno en el mundo de la imagen. Hasta ahora sus fotografías de toros han sido expuestas en Nueva York, Los Ángeles, París, Pekín, Madrid y otras ciudades españolas. Pero es autor también de Imágenes gitanas (1995) y Aqua sana (2001), y coautor de Prestige, 42º15´N-12º08´W y en la actualidad ultima la preparación de un nuevo trabajo editorial vertebrado en torno a las imágenes de esta exposición, que estará abierta al público hasta el próximo día 11 de mayo.
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