SEVILLA. Tercera de Feria. Dos tercios de plaza. Toros de Fuente Ymbro bien presentados, aunque bajo mucho el 4º y sin remate fue el 6º; de poco juego, excepto el 3º. Curro Díaz (de marino y oro), silencio y silencio. David Mora (agua de mar y oro), ovación y silencio. López Simón (blanco y plata), ovación tras aviso y ovación.
Qué gran toro fue el 3º. Daba gusto verlo galopar. Había salido distraidote y muy suelto ante el caballo, pero conforme avanza la lidia iba a más. Tranco limpio y largo, con ritmo, con la buena clase. Pero un toro no hace ni corrida ni camada. Los restantes cinco toros de Fuente Ymbro fueron harina de otro costal.
Y así, pronto se paró el rebrincado y nada fácil que abrió plaza; muy aprovechable resulto el 2º, de más feas hechuras, al que le costaba humillar; excelente para el torero el ya citado 3º; muy a menos fue el 4º; tuvo fijeza pero quizás muy castigado pronto se acabó el 5º y con peligro en especial por el pitón derecho el que cerraba plaza, que había sido ese que se llama “bravucón” con los montados. Una balance, pues, nada excepcional, aunque si agresivo por delante y con acometividad; pero en el que entró un toro excepcionalmente bueno para el toreo.
La bolita de la buena suerte le correspondió al novel López Simón. No se le puede negar que con ese buen 3º estuvo entregado, valiente y, en ocasiones, hasta bajándole la mano con buen aire. Pero sin duda sin llegar a los niveles que exigía la calidad del fuenteymbro. Hasta cierto punto es explicable y comprensible que dejara escapar la ocasión: para estar a la altura de este toro había que estar ya muy toreado. El equilibrio de calidades entre toro y torero era manifiestamente mejorable. Pero el joven espada puso todo de su parte e incluso si anda más espabilado con los aceros incluso podría haber aspirado a mayor premio. Al sexto lo mató sin mayores agobios.
La tarde se le fue prácticamente en blanco a Curro Díaz, que en Sevilla sigue manteniendo su ambiente. Suyo fue con diferencia el lote menos lucido para el torero. El jienense se empeñó, pero la tarea posible era muy reducida de márgenes.
Un toro muy aprovechable tuvo David Mora y la realidad es que no terminaron de acoplarse. Fue en el segundo de la tarde. Pero hubo termino de haber entendimiento mutuo, con el torero empeñado en dejar la muleta muy atrás. Cierto que en ocasiones el fuenteymbro desconcertaba un poco, pero Mora no se debió dejar escapar este toro. Y menos en la feria de Sevilla. Con mayores complicaciones le hemos visto más resuelto. Fijeza y un punto de nobleza también tuvo el 5º; pero se les fue la mano ante el caballo y cuando llegó a la muleta de Mora estaba muy quebrantado. Tampoco el madrileño estaba con las ideas muy despiertas en esta ocasión. Asombrosamente, en ninguno de los dos se le vio seguro con la espada.
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