Un gran tercio de quites

por | 14 Mar 2018 | Temporada 2018

VALENCIA. Cuarta de Fallas. Un tercio de plaza. Cinco toros de Alcurrucen y uno de El Ventorrillo (5º). Los titulares de medida presentación pero con muy  buenas hechuras, en general con clase, aunque con poco fondo; el remiendo,  sin clase, protestón y suelto de cara. David Mora (de verde manzana y otro), ovación y una oreja. Álvaro Lorenzo (de azul pastel y oro), ovación tras un aviso y silencio. Luis David Adame (de marino y oro), ovación y silencio. Incidencia: templadísimo con el capote Sergio Aguilar lidiando al 2º y de primer nivel Ángel Otero banderilleando al 4º.

Fue en el 4º de la tarde. Un tercio de quites, compitiendo David Mora y Álvaro Lorenzo lanceando con profundidad a la verónica. Uno de esos momentos con excelencia que los aficionados recuerdan. Y dos medias soberbias. Pero, además, vislumbramos dos esperanza para el año que se abre: que David Mora vuelve por sus mejores fueros y que Álvaro Lorenzo, tan rápidamente bajado de nivel, puede ser capaz de remontar a la primera línea.

Pese a su muy medida presentación, los toros que trajeron los hermanos Lozano eran como para poner su fotografía en una pared. Cinco láminas. Y no estuvieron precisamente carentes de clase, aunque a la mayoría les faltaba ese paso más de fondo para entregarse hasta el final. Sin esa carencia, para los de luces habrían sido de escándalo. Nobilísimo el flojo 1º y con muchísima clase el 4º. El de Fidel San Román, de otra procedencia muy distinta de los núñez, poco bueno tuvo dentro.

Fuerte arranca la temporada David Mora. Una buena noticia. La clase que sin duda tiene ha tomado nuevos aires. La tarjeta de visita que dejó en Valencia es muy esperanzadora. A base de mucho temple y suavidad supo entenderse con el renqueante que abrió plaza, hasta redondear unas series –sobre todo sobre la mano izquierda—de mucha calidad. Aprovechó hasta el final los mayores bríos del que hizo 4º: faena muy reunida, bien trabada y siempre de las de muleta muy por abajo. En los dos ejecutó con pureza la suerte final, aunque los aceros cayeran algo bajos en ambas ocasiones.

Acertó Álvaro Lorenzo a entenderse con su primero, que tenia sus teclas que tocar, junto a viajes con hondura. Muy centrado en el manejo del capote, supo meterlo en la muleta, hasta dejar unas series de naturales de un magnífico trazo.  Con el más distraído juanpedrista que hizo 5º, que decía muy poco, aplicó un adecuado manejo de los terrenos, fijando las embestidas a base de mano baja. Buena técnica ante un animal muy poco agradecido.

El mexicano Luis David Adame, siempre muy ligerito de pies y en el manejo de los engaños, pasó sin mayores cosas reseñables ante el 3º, quizás el menos colaboracionista de los alcurrucenes.  Con el que cerró la tarde, el más hondo y con más pies de los lidiados, tampoco alcanzó a centrarse en la medida necesaria. Dicho sea en su descargo que le correspondió el lote menos lucido.

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Taurología

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