MADRID. Cuarta de San Isidro. Tres cuartos de entrada. Novillos de El Parralejo, de correcta presentación y nobles pero sin transmisión. Gonzalo Caballero (de blanco y plata) saludos tras petición y oreja, Fernando Rey (de blanco y plata) saludos y silencio. Francisco José Espada (de azul rey y oro), silencio y silencio.
Solo Gonzalo Caballero consiguió calentar un poco el ambiente tras sufrir una fuerte voltereta –la segunda en dos días– en una faena que parecía ir a ningún lado. ¡Y tanto que lo calentó! El torero madrileño no lo dudó y se tiró a matar sin más arma que la espada. Con la ayuda de la petición no atendida en el que abrió plaza, cortó una oreja no sin ciertas protestas. Y es que fue con el primero con el que Caballero cuajó una mejor faena. Sin llegar a brillar, el novillo tuvo algo más que decir y metió mejor la cara, cosa que el madrileño supo aprovechar, especialmente con el pitón derecho, el mejor del utrero.
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