Un espejismo

por | 2 Oct 2015 | Temporada 2015

MADRID. Primera de la feria de Otoño. Dos tercios de plaza. Novillos de El Torreón, flojos y vacíos de casta. Filiberto (rosa y oro) silencio y saludos con protestas. Alejandro Marcos (rioja y oro) silencio tras aviso y silencio tras aviso. Joaquín Galdós (tabaco y oro) silencio y silencio.

Espejismo se llamaba el cuarto de la tarde y un espejismo fue la novillada del maestro César Rincón. Porque uno ojeaba el programa y había seis novillos, uno los miraba al saltar al ruedo y seguía pareciéndolo, pero lo cierto es que no los hubo. Vacíos de casta todos y escasos de fuerza la mayoría. Un bastísimo sobrero de Dolores Rufino, que sustituyó al quinto, tampoco arregló la tarde.

Poco más que entrega y disposición pudo demostrar Filiberto en sus dos presencias en el ruedo. El primero fue muy protestado en el tercio de varas y a partir de ahí pasó casi el mismo tiempo desparramado por el ruedo que sobre las patas. No le apretó mucho, con acierto porque cuando lo hizo claudicó, hasta las bernardinas finales.

Con el cuarto, éste con algo más de fuerza, llevaba un camino similar hasta que apareció el viento. Se enrabietó el novillero cuando empezó a molestar y conectó con los tendidos en una serie al natural con el mérito de que no dejarse enganchar. Desde ahí altibajos ambas manos y de nuevo unas bernardinas ajustadísimas antes de fallar con los aceros.

El fallo a la hora de matar fue una constante toda la tarde, y no se libró de ella tampoco Alejandro Marcos. El salmantino volvía por cuarta vez a Las Ventas esta temporada y dejó, como en las anteriores, detalles de buen torero. Hizo lo mejor de la tarde en una serie por el pitón izquierdo ante el sobrero que hizo quinto. Pesé a que apretó el novillero después, no mantuvo el nivel la faena, dificultada por un novillo complicado que se defendía y al que había lidiado muy bien Jesús González “Suso”.

Antes había pechado con segundo muy venido a menos durante la lidia. Lo recibió un punto acelerado con el capote y dejó en los remates lo mejor de la faena, sobre todo en una trincherilla tan soberbia como poco cantada.

El peruano Joaquín Galdós tuvo el peor lote, y eso es mucho decir. Dos marmolillos a los que sólo pudo intentar sacar pases de uno en uno, quizá demasiado al hilo. Un hombre de su cuadrilla, Raúl Adrada, se llevó la ovación de la tarde (Florito aparte) después de colocar dos buenos pares en el que cerraba plaza.

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Taurología

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