MADRID.- Undécima del abono de San Isidro. Lleno de “No hay billetes: 23.624 espectadores, en tarde agradable en los tendidos, pero con un molesto viento en el ruedo, que dificultaba gran medida la lidia.
Cinco toros de Juan Pedro Domecq, todos cinqueños menos el que hizo 2º, medidos de romana (573 kilos de promedio), bien pero desiguales de presentación; y un sobrero (4º bis) , también cinqueño y grandullón, con el hierro de Luis Algarra. Ni los titulares ni el suplente fueron precisamente un dechado de virtudes; con un aprobado raspado, se dejaron hacer 3º y, sobre todo, el 5º, más enrazado. La auténtica excepción vino con el 6º, con un galope encastado y humillando con fijeza; un gran toro, al que se le debió premiar.
Julián López “El Juli” (de verde oliva y oro), silencio y silencio tras un aviso. Paco Ureña (de malva y oro), vuelta al ruedo y una oreja tras un aviso. David de Miranda, que confirmó su alternativa, (de blanco y oro), silencio y dos orejas; salió por la Puerta Grande.
Incidencias: Desde su localidad habitual, una tarde más asistió al festejo S.M. el Rey don Juan Carlos, en esta ocasión acompañado por el diestro Enrique Ponce y el ganadero Juan Pedro Domecq; tanto “El Juli” como Ureña le brindaron uno de sus toros.
Un día más, el equipo de seguridad sigue siendo incapaz de evitar el vandalismo de las salidas a hombros por la Puerta que da a la calle de Alcalá.
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Un recorte torero de Davdi de Miranda (Plaza 1) |
Ni tu, ni yo; al final fue –con permiso de Orson Welles– "el tercer hombre" el que abrió la Puerta Grande y de forma merecida. Y ese tercer hombre se anuncia como David de Miranda, un torero onubense, que aunque es joven ha sufrido mucho y duro en este oficio. Pero al final impuso su capacidad y su tesón como hombre y como torero. En este mundo nunca se puede perder la esperanza. Y este hombre tan joven, nunca la perdió. Probablemente al llegar al Hotel, se habrá dicho: “Todo ha valido la pena”. Hasta su paso por ese gran Hospital de Parapléjicos que hay en Toledo, en el que hoy sus excelentes profesionales habrán brindado por el triunfo de su antiguo paciente.
Siguiendo el ritual tradicional, confirmó su alternativa con el toro que abrió la tarde. Mucho empeño y voluntad desde que se abrió de capa. Pero no se daban las condiciones para pasar de ahí. Tras rumiar durante 4 toros que su oportunidad no se le podía escapar, aprovechando cada opción que tuvo de intervenir en quites, tuvo como premio un gran juanpedro, con el grave riesgo que eso tiene, si no se alcanza a estar su altura.
Pero David de Miranda lo estuvo, con una actuación no sólo entregada, sino sobre todo cargada de emoción y de firmeza, buscando hacer el toreo por abajo y ligado, siempre en el centro del platillo. Y dándole sitio a su enemigo, para que también pudiera lucir sus cualidades. Ese diálogo, con su punto de épica, entre Miranda y “Despreciado” –que nombre tan impropio para un toro de lujo– conmovió a los tendidos. Por eso, tras dejar un espadazo arriba, las dos orejas eran incontestables para el onubense; en el Palco faltó sensibilidad para premiar también al toro.
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Paco Ureña, al natural. Igual que siempre. (PLaza 1) |
Por lo demás, el público exigente de Madrid, también sabe tener su sensibilidad. Hoy la tuvo con Paco Ureña, que volvía al ruedo de Las Ventas después de todo lo que ha pasado; le sacaron a saludar tras romper el paseíllo. Luego el torero de Lorca correspondió de forma adecuada. Sigue manejando de forma excelente su capote; el manojo de lances con el que recibió a su primero, fue una prueba de ello. Como sigue enroscándose con mucha verdad los toros a la cintura cuando torea al natural. Más logrado y redondo todo en su segundo turno, de condición más sostenida. Por eso, cuando lo mató con mucho acierto, la Presidencia tuvo que concederle una ore
Ni “El Juli”, con ser el poderoso “El Juli”, tuvo forma de sacar partido de su lote. Ni con el titular, que hizo 2º, ni con el sobrerazo del 4º. No estaban hechos para la lidia moderna.
Otrosí:
Con la cantidad de cosas discutibles que tiene Simón Casas y su manera de entender la gestión taurina, hay que reconocer que de pronto tiene golpes ante los que hay que quitarse el sombrero. Trás el triunfo de David de Miranda este viernes en Madrid, ha reaccionado de inmediato: ha añadido dos toros más al cartel del 7 de junio en Nimes, para abrirle un hueco al torero onubense. Eso es lo que habría hecho, por ejemplo, don Pedro Balañá Espinós, en los años gloriosos de la Monumental de Barcelona. Hoy, en cambio, con el inmovilismo del empresariado taurino, se quedan todos tan tranquilos a la espera de que un toro mande a la cama a uno de los toreros que tiene contratados desde el invierno y entonces le busca sustituto. Así de duro, así de claro, así de injusto.
Y una nota final para la discusión
El 4º de los toros titulares de este viernes fue devuelto por el Palco, iniciado ya el último tercio, cuando “El Juli” lo pasaba de muleta. Quizás desde allá arriba no advirtieron don Trinidad López Pastor y sus asesores que el animal se había lesionado seriamente una mano en el segundo tercio. Era notorio y el público lo avisó con sus protestas, porque no comprendía como no había sido devuelto.
Ahora vendrá la polémica: ¿ha sido reglamentaria la decisión de la Presidencia? Con el Reglamento en la mano, no; lo que habría que discutir es si un error inicial del palco puede enmendarlo luego aunque sea fuera de tiempo. A la postre nadie ganó nada: ni el lesionado ni el sustituto valían un duro.
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