MADRID. Primera de la Feria de Otoño. Dos tercios de entrada: 16.361 espectadores (69% del aforo), según la empresa. Novillos de Fuente Ymbro (Ricardo Gallardo), correctos de presentación, con 506,7 kilos de promedio, manejables pero sin terminar de romper; excelente el 5º. Raphael Raocoule “El Rafi” (de verde esperanza y oro), que se presentaba en Madrid, silencio y silencio. Tomás Rufo (de verde botella y oro), una oreja y una oreja con dos vueltas al ruedo. Fernando Plaza (malva y oro), silencio y silencio tras un aviso.
Tomás Rufo salió a hombros por la Puerta Grande, arropado por un amplio número de jóvenes. Afortunadamente.
No resulta fácil que una feria se inicie con tan buen nivel como esta novillada de la primera tarde del abono de Otoño. Con todo merecimiento Tomás Rufo abrió la Puerta Grande, después de cortar dos orejas,que pudieron ser tres. Pero mejor así: la segunda vuelta con el 5º lo compensa, porque así no se abriga duda alguna de que el torero ha estado a gran nivel: nadie va a discutir su triunfo.
Rufo ya tenía antecedentes en Las Ventas. En las dos tardes anteriores en el foro también cortó una oreja en cada ocasión. Con lo de Otoño, si hay un mínimo de justicia, se le abran abierto muchas más puertas de cara a 2020. En su haber cuenta un excelente concepto del toreo y se empeña en hacerlo siempre hacia y con justeza. En ambos turnos dejó muletazos que nacían para un cartel. Y a ambos también los mató por arriba, entrando con mucha decisión. En Talavera pueden estar contentos; a su paisano hay que seguirle.
Pero para abrir esta feria volvían por quinta vez a los chiqueros venteños las reses de Ricardo Gallardo. Y aún le queda una sexta, la corrida de toros que cerrará este ciclo. Por decirlo de algún modo, sólo los alguacilillos han pisado más veces este ruedo en 2019. Para salvar la honra de esta quinta, salió al ruedo “Hechizo”, el 5º de la tarde, un excelente novillo que fue muy ovacionado; no habría pasado nada si se le da la vuelta al ruedo. El resto, sin ofrecer dificultades insalvables, se quedaron a mitad de camino; ninguno terminó de romper.
Sin alcanzar ir a mayores, no dejo mala imagen el joven francés “El Rafi”. No termino de arrebujarse con sus enemigos, pero en su haber quedaron notas de un toreo limpio, siempre tratando de llevarlos por abajo. Quizá le faltó un pasito más –que tiempo habrá– para que su formas tuvieran una mayor convicción y calaran en los tendidos.
Con el interesante acento de las dos tardes anteriores, no acabó de relajarse Fernando Plaza. La voltereta que le propinó el 6º, además parece que le enturbió las ideas. Como ocurre siempre, para salvar esos altos y bajos, precisa de un mayor oficio, de esas seguridades que hoy no salen a la luz.
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