En este siglo XXI que marcha a velocidades extraordinarias, se desvelan con igual ritmo un conjunto notable de síntomas impuestos por la postmodernidad, voz cantante que se impone sin misericordia alguna. Como un “tsunami” está arrasando con todo, o casi todo, y en ese “casi todo” han tenido que dar cara segmentos de una sociedad que debe habitar este mundo bajo nuevas condiciones. Las puede haber de supervivencia, laborales, de ingresos justos o no. Es decir, se lucha por conseguir una vida digna en algo que se niega reconocer ese esfuerzo, pues los dictados del nuevo principio que se impone así lo establece con lo que, los sistemas de producción que alguna vez plantearon Marx y Engels en las teoría del socialismo científico parecen ya no existir en su estado original.
De igual forma, convive o convivimos cada vez más con duras realidades, como el cambio climático, dilema sin parangón, justo ahora que la tercera revolución industrial consiguió posicionarse y causar los daños que hasta hoy parecen irreversibles, salvo que se atiendan y apliquen en forma razonada y contundente todas las recomendaciones que fueron tomadas en la cumbre COP 21, siglas de la vigésimo primera Conferencia de las Partes de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático.
Incluso, todo parece indicar que la “Cuarta Revolución Industrial” ha llegado para quedarse, pues ya ha dado muestras de su evidente presencia, al punto de que tal “Revolución Industrial” es o será una era de innovación donde las tecnologías de última generación transforme por completo los sectores económicos a una velocidad impresionante…, tal cual lo establece esa gran dominante que opera desde el neoliberalismo.
Entre todos esos factores se encuentran también los de nuevas ideologías o la exaltación de otras. El fundamentalismo parece ser su mejor bandera. Y es esta condición la que viene causando modificaciones muy severas en una sociedad como la nuestra, que parece confrontarse cada vez más, por ejemplo, en casos como el de la tauromaquia.
Pasado y presente han entrado en conflicto, y es que nuestra sociedad, en su más reciente actitud parece correr el riesgo de perder toda comunicación e información sobre lo que el ser humano en cuanto tal; o este involucrado en nuevas estructuras que integraron y han integrado la escala social en sus distintas composiciones; pareciera ya no representar el suficiente motivo de cohesión, destrucción y vuelta a su nueva integración entre este conjunto de representaciones.
Por tanto, el corte parece ser abismal, pero también muy peligroso, pues se abandona ese registro histórico en el que han ocurrido todos esos procesos, lo que significa también alejarse para entender aquellas complejas construcciones, con sus ideologías, creencias, esquemas de operación, expresión y entendimiento que nos llevaría a reconocer, entre otros componentes, aquellos que jugaron un papel relevante a la hora de construir modelos de creencia, o aquellos relacionados con procesos rituales o el que se concibe como el de un imaginario cotidiano bajo el cual fue integrándose durante varios siglos la tauromaquia. Dicha expresión ha podido depositarse en este siglo XXI, evolucionada, aunque conservando esencias originarias relacionadas en lo fundamental con el sacrificio y muerte del toro. Este acontecimiento ocurre a la luz del día y es, incluso, inversamente proporcional a las matanzas colectivas que se llevan a cabo, por ejemplo, en los rastros.
Sin embargo, un sector minoritario pero no necesariamente marginal de la sociedad, cuestiona y ha cuestionado el hecho de que las corridas de toros tengan que representarse en medio de toda su realidad. Ellos se oponen bajo el argumento de que se mata al toro con las tres agravantes, de que somos –digamos sus creyentes- seres a un paso de la aceptación y fomento de la violencia. Ellos creen que incluso, los niños que acuden a la plaza, son blanco vulnerable y fuente perfecta para concebirse ya, en su etapa adulta como auténticos asesinos en potencia.
Su actitud frontal, cerrada, omisa para con quienes podemos argumentar el porqué de este espectáculo, hoy día, se han fortalecido no solo por vía de la internet, sino por las redes sociales (twitter, facebook, instagram…) y otras herramientas que les permiten aglutinarse con sorprendente rapidez, hasta el punto de articular auténticos escudos con que se sirven para salir en defensa de “su” ideología que la respeto pero que no la comparto.
En ese sentido, en el aquí y ahora de lo que somos como humanidad, y luego fraccionada esta en naciones, credos, lenguas, sentidos políticos, vida cotidiana y demás aspectos que nos definen, hay comunes denominadores que nos unen, nos hacen homogéneos en este o aquel aspecto, hasta llegar al punto de compartirlo y respetarlo, hasta el punto de que pueda cambiar la forma, no el fondo.
Por todo lo anterior es que quizá haya valido la pena este planteamiento inicial, en nuestro justo presente con objeto de volver al principio de todas las cosas e incluso, retornar a nuestro tiempo realizando el necesario ejercicio de prospectiva para contemplar los posibles escenarios del futuro.
Como puede verse, tenemos en el pasado, el presente, e incluso en el futuro las tres dimensiones temporales en qué soportar el desarrollo de ideas que se pretenden más adelante. Como lo planteaba Edmundo O´Gorman, “el pasado nos constituye” justo cuando nos habla de dos piezas inseparables de las que dependerá el porvenir, escala que se sumerge en el más absoluto de los misterios, por la simple y sencilla razón de que la humanidad hoy, sea quizá el conjunto más complejo que haya habitado este planeta desde que se tiene idea de la socialización del ser humano. Los miles de millones de personas que vivimos, al menos en su nivel más elemental tenemos noción casi exacta de otros países, y sus respectivas culturas. Los medios masivos de comunicación, así como las tecnologías de información y comunicación (TIC, por sus siglas), son ya los enormes constructores de esa entelequia. Y aún así hay limitantes o cortes que se dan al no tener la suficiente capacidad de respuesta y adaptación.
Veamos pues, a partir de esta contemplación, un trabajo que debemos realizar todos aquellos que nos sentimos involucrados con la tauromaquia, demostrando que pueden superarse planteamientos como los que recoge Francis Wolff en medio de cierto excepticismo, al apuntar que “la corrida de toros… garantiza la biodiversidad y la supervivencia de una especie única, el bos taurus ibericus; que ella es quien vela por la ecología al mantener unas condiciones de ganadería extensiva y un ecosistema de pastoreo único; o que, precisamente desde el punto de vista del “bienestar animal”, las condiciones de vida del toro de lidia son excelentes y mejoran por mucho las de la mayoría de los animales de renta; que son las que más respetan las condiciones naturales de la vida animal; que tan sólo un 6% de esta cabaña muere en el ruedo (el resto, tal cual su rama doméstica, en el matadero); que el sufrimiento de los toros, en el fragor de la lidia, transformado en el acto en agresividad y arremetidad, es probablemente bastante menor de lo que el hombre puede figurarse, o de lo que pueden padecer durante el transporte, en el confinamiento o en el campo cuando resultan heridos por sus congéneres, etc.”
Y decía excepticismo, pues el mismo filósofo francés sentencia que estos elementos han resultado en vano a la hora de justificar al espectáculo, pues no resultan ser suficientes, y menos en los tiempos que corren.
Ya lo apuntaba desde el principio: Postmodernidad o neoliberalismo, junto con nuevas y más intensas ideologías que se decantan por ciertos fundamentalismos, no quieren detenerse a escuchar la voz de una representación que viene desde la noche de los tiempos y que hoy alcanza el siglo XXI bajo la dura amenaza de su desaparición.
No olvidar, por ejemplo, un compromiso que quedó establecido desde 2012 en el II coloquio internacional La Fiesta de los toros: un patrimonio inmaterial compartido, celebrado en la Ciudad de Tlaxcala (México) del 17 al 19 de enero de 2012 del que traigo hasta aquí sus conclusiones:
El coloquio internacional La Fiesta de los toros: un patrimonio inmaterial compartido acaba de celebrarse con éxito en la ciudad de Tlaxcala, del 17 al 19 de enero de 2012. Los participantes, universitarios, investigadores y expertos en materia taurina, han venido de México, de España, de Francia y de Ecuador.
Además de las ponencias que han versado sobre los componentes culturales de la tauromaquia, el aporte ecológico de las ganaderías bravas, la realidad actual y la evolución deseable de la Fiesta, los participantes han centrado su reflexión en los motivos que justifican el reconocimiento de la tauromaquia como patrimonio cultural inmaterial en cada uno de los ocho países con tradición taurina – reconocimiento logrado en Francia en 2011 – y, a nivel internacional, por parte de la UNESCO.
En esta perspectiva los ponentes han reafirmado su adhesión al contenido de la Declaración internacional sobre la Fiesta de los toros como obra maestra del patrimonio cultural inmaterial, y con una declaración específica redactada al final del coloquio de Tlaxcala han hecho hincapié en el alto significado antropológico y filosófico de esta fiesta, en sus singulares valores estéticos, y en su contribución insustituible a la diversidad cultural y ecológica.
Por otra parte se han declarado dispuestos a apoyar las agrupaciones nacionales encargadas de llevar a cabo ese proceso de reconocimiento en los aspectos científicos y políticos, y han insistido en la necesidad de una coordinación internacional para preparar la presentación del dossier ante la UNESCO.
La contribución riquísima de México a la historia de la Fiesta y al arte del toreo, el lugar destacado que ocupa este país en el campo del patrimonio cultural inmaterial, y el hecho de que constituye un puente histórico entre las culturas y tradiciones de América y Europa, le confieren una vocación especial para impulsar este proceso.
Declaración de Tlaxcala
Los participantes en el II coloquio internacional La Fiesta de los toros: un patrimonio inmaterial compartido, que se acaba de celebrar en la Ciudad de Tlaxcala (México) del 17 al 19 de enero de 2012, provenientes de Ecuador, España, Francia, México y Venezuela.
Agradecen al pueblo tlaxcalteca su hospitalidad generosa; también agradecen al Gobierno del Estado de Tlaxcala, que encabeza el Lic. Mariano González Zarur, y al Instituto Tlaxcalteca de Desarrollo Taurino, dirigido por el C. Luís Mariano Andalco López, que hayan facilitado la realización de las siete mesas de discusión, así como las respectivas actividades culturales, y reconocemos su absoluta disposición para fomentar y promover las iniciativas ciudadanas en materia de reconocimiento de la tauromaquia como manifestación cultural;
Entienden que México, por su contribución valiosa a la historia de la Fiesta y al arte del toreo, su posición muy destacada en el campo del patrimonio cultural inmaterial, y el puente histórico que constituye entre las culturas y tradiciones de América y Europa, tiene particular vocación para involucrarse en el proceso de reconocimiento de la Fiesta de los toros como patrimonio cultural inmaterial;
–Celebran que, en este país, un comité científico se encuentre en proceso de elaboración de un argumentario que justifique la inscripción de la Fiesta en el inventario nacional del patrimonio cultural inmaterial, así como de su presentación ante la comisión interinstitucional competente;
–Se adhieren plenamente a la Declaración internacional sobre la Fiesta de los toros como obra maestra del patrimonio cultural inmaterial, cuyo texto figura en anexo, firmada en primera instancia por la Asociación Nacional de Presidentes de Plazas de Toros de España (ANPTE), la Asociación Internacional Taurina (AIT) y el Observatorio Nacional de Culturas Taurinas de Francia (ONCT), y refrendada por varias plataformas para la defensa de la Fiesta en los ocho países de tradición taurina, así como por numerosas comunidades autónomas y ciudades en estos países;
–Reafirman en particular que la muerte del toro en la plaza – y no en el corral o el matadero– con el consiguiente riesgo asumido por el hombre durante toda la lidia y en la suerte suprema, constituye el núcleo del ritual taurino y su mayor significado;
–Consideran que la inscripción por parte de la UNESCO de la Fiesta de los toros en la lista representativa del patrimonio cultural inmaterial de la Humanidad constituye el objetivo último y legítimo a lograr para su reconocimiento a escala internacional;
–Llaman al conjunto de los ocho países taurinos, tal como lo prescribe la Convención de la UNESCO del 17 de octubre de 2003 para la salvaguarda del patrimonio cultural inmaterial, a inscribir previamente este elemento patrimonial en los inventarios oficiales de los estados o comunidades autónomas y, en última instancia, del estado nacional, condición que ya se ha logrado en Francia;
–Abogan para que, con tal fin, se constituya en cada uno de estos países una instancia adecuada que agrupe a la vez a los profesionales del mundo taurino y a los representantes de la afición y de las autoridades políticas implicadas en el desarrollo de la Fiesta – como es el caso, por ejemplo, del Observatorio francés de las culturas taurinas – y para que, en el seno de esta instancia, un comité científico pluridisciplinario elabore el argumentario adecuado para establecer la ficha de inventario;
–Consideran indispensable que tanto en el campo científico como en los campos procesales y políticos se consolide la Coordinación Internacional para llevar a cabo este proceso en todos sus componentes. Esta coordinación es necesaria en particular para:
. redactar un argumentario con aspectos comunes y otros específicos, relativos a la historia de la Fiesta y a su peculiaridad en cada país;
. intercambiar informaciones sobre el proceso de inscripción de la Fiesta en las listas nacionales, así como sobre las declaraciones de reconocimiento en las diferentes instancias políticas.
Estiman oportuno que en el curso del año 2012 se reúnan los representantes de los diferentes comités científicos y de las agrupaciones encargadas de impulsar el proceso de reconocimiento, para preparar el paso definitivo, o sea la presentación de la candidatura de la Fiesta de los toros a su inscripción por parte de la UNESCO en la lista representativa del patrimonio cultural inmaterial de la Humanidad.
Tlaxcala de Xicoténcatl, el 19 de enero de 2012” (1).
Y algo aún más importante:
Los taurinos no olvidamos que los animales son seres vivos dotados de sensibilidad y capaces de sufrir. Incluso, si de deberes se trata, consideramos pertinente la conciencia de respeto por el “otro” –quienquiera que éste sea-, de ahí que entre los aspectos que significa la pervivencia de una raza cuya crianza o domesticación se encuentra destinada no solo para el desarrollo de un espectáculo, sino del más profundo de sus ingredientes: el ritual, se cumple con un propósito en términos de lo que ocurre en una unidad de producción agrícola y ganadera, con lo que se alcanza, tal cual lo sugiere el Dr. Pedro Martínez Arteaga una “calidad de vida de los animales y una visión futura para la conservación de la biodiversidad”, justo por el hecho de que se realizan actividades muy concretas en torno a la crianza del toro de lidia, de ahí que sea posible obtener una biodiversidad en equilibrio (homeostasis) del ecosistema por la mayor cantidad de diversidad biológica encontrada, contra aquellos ranchos dedicados a la cría de ganado manso.
Los ranchos ganaderos de bravo –sigue diciéndonos Martínez Arteaga-, garantizan la interacción entre flora y fauna dando una estabilidad sobre el hábitat de las especies presentes. Sumándole además que nunca se sobre pasa la capacidad de carga animal del terreno, ya que solo se crían los toros que son demandados, lo que a su vez nos garantiza una conservación del ecosistema. En tanto que los ranchos productores de ganado para carne enfrentan un serio problema de sobre pastoreo muy serio y una pérdida gradual de su diversidad biológica.
Veremos pues, hasta dónde será posible nuestro esfuerzo como taurinos, ante la contundente presencia del neoliberalismo, la postmodernidad y toda aquella compleja manifestación ideológica que sintonizan con el arribo de esa cuarta revolución industrial.
(1) Firmaban este manifiesto personalidades como: Manuel Camacho Higareda. Tlaxcala, México; José Francisco Coello Ugalde. D.F., México; Luis Mariano Andalco López. Tlaxcala, México; François Zumbiehl. Francia; Araceli Guillaume-Alonso. Francia; Beatriz Badorrey Martín. España; Julio Martínez Moreno. España; Williams Cárdenas Rubio. Venezuela; María Isabel Campos Goenaga. D.F., México; Francisco Javier López Morales. D.F., México; América Molina del Villar. D.F., México. Carlos Horacio Reyes Ibarra. Puebla, México; María del Carmen Chávez Rivadeneyra. D.F., México; Hermilo López-Bassols. D.F., México; Marco Garfias. San Luis Potosí, México; Pedro Martínez Arteaga. Zacatecas, México; Esteban Ortiz Mena. Ecuador; José Vicente Sáiz Tejero. Morelos, México; Julio Téllez García. D.F., México; Jaime Oaxaca García. Puebla, México; Juan Antonio de Labra. D.F., México; Jesús Córdoba. Querétaro, México; Natalia Radetich Filinich. D.F., México; José Antonio Luna Alarcón. Puebla, México; Leonardo Páez. Estado de México, México; Benjamín Flores Hernández. Aguascalientes, México; Gilberto Ruiz Torres. D.F., México; y José Antonio Hernández Cortina. Querétaro, México.
►Los escritos de José Francisco Coello Ugalde pueden consultarse a través de nuestra nueva sección “8 opiniones 10” y en su blogs “Aportaciones histórico taurinas mexicana”, en la dirección: http://ahtm.wordpress.com/
0 comentarios