HUELVA. Ultima festejo de las Colombinas. Casi lleno. Toros de José Luis Pereda, Fermín Bohórquez, Partido de Resina, Miura, Benítez Cubero y Juan Pedro Domecq. Diego Ventura, en solitario: silencio, silencio, ovación, ovación, dos orejas y oreja.
Parte facultativo: “El paciente padece una tendinopatía postraumática del infraespinoso y deltoides, con rotura intersticial de los mismos. También presenta edema óseo tanto en el extremo proximal del húmero como en el cuerpo de la escápula a consecuencia del traumatismo sufrido. Precisa guardar reposo del miembro superior izquierdo junto a tratamiento sintomático y rehabilitador. Pendiente de nueva revisión el próximo viernes. Dr. Rial”.
Complicadísima ha sido la tarde onubense para el rejoneador Diego Ventura. Su encerrona comenzó mala, con un dolorosísimo percance, y pese a la lesión el torero lidió la corrida completa, aunque en varios momentos tuvo que pasar a la enfermería para ser infiltrado por los fuertes dolores que sufría en el hombro izquierdo. Una lesión de profesionalidad, pero un verdadero viacrucis para Ventura, que entre otras cosas le dificultaba grandemente el esfuerzo de realizar la suerte de matar y en muchos momentos le impedía dominar a las cabalgaduras.
El percance sobrevino cuando el primero de la tarde tropezó a su caballo “Galán”, infiriéndole una cornada en la zona genital; el torero cayo de muy mala postura, a resultas de lo cual quedó con el hombro izquierdo seriamente dañado.
Pero frente a la adversidad, el cabalero rejoneador se impuso matar completa su encerrona, sobreponiéndose a todas las dificultades, que fueron muchas. Pero llevado de su torería hubo momentos en los que aparentemente parecía que no había ocurrido nada, como ocurrió en la magnífica lidia que dio al toro de Miura, que a la postre fue el mejor; si no hubiera sido por sus dificultades a la hora de matar, le habría cortado las dos orejas.
Se calentó con los dos últimos de la noche, en uno de los cuales invitó a participar a los dos rejoneadores que actuaban como sobresalientes: el local Andrés Romero y Francisco Palha. Incluso tuvo agallas para echar pie a tierra con el sexto, un “juanpedro” con buen son, para instrumentar unas series de muletazos muy aceptables.
Al término del festejo, Ventura tuvo que ponerse en manos de los médicos para que se le realizaran las pruebas correspondientes para comprobar el alcance de la lesión. Al cerrar esta edición, no se conocía aún el alcance de la lesión.
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