Borja Nieto
Madrid se convirtió por una tarde en una plaza de playa, en la que el público turista fue amplísima mayoría, y sin el cual, vaya usted a saber, cuando hubiéramos estado. Es el sino, el mal sino, de los meses de agosto. Pero en contrapartida representa un esfuerzo que mantiene a esta Plaza como de temporada, la única que realmente queda en España. Y en ello hay que perseverar.
En lo taurino poco que contar porque poco aconteció. Luis Miguel Encabo salvó la tarde con un segundo toro, algo más enrazado que sus hermanos, que tuvo la suerte de caer en las manos más toreadas del cartel. Limpio tuvo una salida sosa y una pelea fea con el caballo. Ni se empleó, ni le pegaron y su falta de fuerza se acusó al perder las manos en un par de ocasiones. El torero madrileño levantó un poco el ánimo con un meritorio tercio de banderillas muy del gusto del extranjero respetable, con un tercer par por dentro muy ajustado. Con la muleta todo pareció mejorar. Encabo la presentó bien planchada y con firmeza, dominando, llevando al toro bien tapado y, en ocasiones, hasta detrás de la cadera. El toro saco a relucir ese toque de raza que tanto ayuda a los toreros entregados y que tanto echó de menos el resto del cartel. El peso de la faena estuvo en la mano derecha, con la que Encabo consiguió un par de series muy logradas y con mucho mérito. Pisó los terrenos adecuados, con series cortas y dejando respirar. Se notó quién lleva años peleando con corridas duras en plazas de entidad. Acabo dando una vuelta al ruedo algo protestada, pero merecida.
En su segundo, 4º de la tarde, poco o nada (más bien esto último) pudo hacer ante un toro sin raza ni clase, que pegaba cabezazos con cada lance. Lo más destacable fue el espantoso tercio de varas que se dio tras el percance sufrido por Juan Antonio Fernández, que se fracturó la muñeca izquierda al caer del caballo. Quizá en la dirección de la lidia estuvo lo peor de Encabo esta tarde.
Peor suerte obtuvo el mexicano Alejandro Amaya. Malo su primero y malo su segundo. Es una pena porque se ve que compone bien la figura y que tiene un buen concepto, pero no parece ser torero de este tipo de corridas y hoy dejo constancia de ello. Destacaron un par de verónicas y una media a su segundo tras el caballo.
Del confirmante Javier Solís poco más se puede decir. Confirmó con un toro descastado, sin recorrido y con la cara siempre a media altura. Empezó bien la faena, asentado en los medios y sacándose al toro por la espalda, pero pasó eso y pasó todo. En definitiva, poco pudo hacer (y no lo hizo) con su desafortunado lote.
En el capítulo de las incidencias, la del mencionado picador José Antonio Fernández, que sufre una fractura de la muñeca izquierda “pendiente de estudio radiológico”. También pasó por la enfermería el banderillero Juan Carlos Porras que durante la lidia del 3º sufrió una lumbalgia postraumática también “pendiente de estudio radiológico”, que al igual que a Fernández, le impidió continuar la lidia.
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