MADRID.Sexta del abono de San Isidro y primera de rejones. Dos tercios de plaza: según la empresa, 15.568 espectadores (65,9% del aforo)
Toros de Fermín Bohórquez, desiguales de hechuras y juego, bajos de raza; el más destacado, el 5º.
Andy Cartagena, ovación y una oreja. Sergio Galán, ovación y una oreja. Andrés Romero, silencio y ovación.
Entre tanto sombrerazo y buscar palmas, junto a los excesos de las exhibiciones ecuestres, se nos fue la tarde con menos toreo y lidia a caballo de lo que debiera ser esperable. Cierto que la corrida de Bohórquez, salvo el 5º, tampoco colaboró demasiado. Pero la realidad es que habría que repensar de nuevo este espectáculo. Las estadísticas marcan una evidente tendencia a la baja, que se va agudizando conforme pasan los años.
La tarde de Las Ventas dejó de manifiesto que, en efecto, hay demasiado asuntos colaterales a la lidia, que tienen sin duda su público; pero que al aficionado le dice bastante menos. No hay más que recordar lo anodina que discurrió la función dominical en Las Ventas, salvo con la actuación de mayor toreo que dejó Sergio Galán.
En efecto, el festejó subió de tono con el buen 5º de Bohórquez, con el que Sergio Galán regresó a las fórmulas más ortodoxas: con menos florituras ecuestres, pero más verdad. Y fue lo que más llegó a los tendidos y la oreja concedida con mayor y verdadero fundamento. El conquense estuvo sobrio, pero sobre todo muy torero.
El resto, un entretenimiento medianejo.
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