El coso del Baratillo estaba lleno para ver a
El Juli, Perera y Daniel Luque matar a los toros de El Ventorrillo. Con la resaca del bombazo de Manzanares, el público maestrante confiaba en El Juli para vivir otra buena tarde de toros.
Pero los animales, desiguales en presentación, con aspecto de caballo unos o de finísimos felinos otros, ninguno duró. Toda una pasarela de hechuras feas y burdas y toda una demostración de mansedumbre y de falta, por no decir ausencia total, de fijeza.
El primero de los morlacos, Infame, bajo y cornalón, respondió al capote de El Juli al inicio del festejo. En el segundo puyazo la cosa empezó a decaer. Siempre pegado al hombre, El Juli lo pasó por derecha e izquierda, recibiendo tan sólo fijas miradas a sus piernas. No se complicó la vida, y en una traserísima estocada se lo quitó de en medio. En su segundo, El Juli pudo mover la mano izquierda por bajo y llevando al animal lejos. Tres naturales y terminó el toro.
Miguel Ángel Perera lo intentó primero, con un toro coloraito que se movía como si de un saco de escombros se tratara. Por supuesto, la clase bien pudo estar en los tendidos porque lo que es en el animal ni se vio. Perera insistió con la mano derecha, pero parecía un trolebus más que un toro lo que pasa de forma bueyuna por su lado. Dos pinchazos, realizando el engaño de mala manera y saliendo del toro de forma bastante fea. El quinto de la tarde, segundo de Perera, fue otro ejemplo de mansedumbre trotona.
Daniel Luque pudo componer alguno lance a la verónica con el acaballado tercero. Con la muleta, por la izquierda, poca transmisión aunque, teniendo en cuanta al animal, cumplió. Le perdió la cara un par de veces, y el animal le quiso echar mano. Cinco pinchazos horrorosos hasta que pudo matarlo. En su segundo toro, que cerraba la tarde, Luque intentó sacar algo de aquella tarde y tras brindar la lidia al público, consiguió arrancarle al animal un par de muletazos al natural que de nada o poco sirvieron para un público aburrido. Mató como Dios manda.
Plaza de toros de la Maestranza. Lunes, 2 de mayo de 2011. Novena de feria. Lleno. Toros de El Ventorrillo, serios, desiguales de presentación; desde el acaballado 3 al fino 4, que sin durar nada se movió algo mejor, un muestrario de hechuras bastas y feas; mansos huidizos, con su peligro sordo, sin fijeza.
El Juli, de gris plomo y oro. Estocada muy trasera y atravesada (silencio). En el cuarto, media trasera (saludos).
Miguel Ángel Perera, de verde oliva y oro. Dos pinchazos y estocada corta. Aviso (silencio). En el quinto, estocada corta (silencio).
Daniel Luque, de nazareno y oro. Cinco pinchazos en los bajos e infame puñalada (silencio). En el sexto, estocada (silencio).
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