En tanto el peso medio de los toros lidiados en el abono de San Isidro sufren ligeras oscilaciones, más relevante resulta drástica reducción que se ha producido en lo que se refiere a la edad de los toros. Puede ser todo un síntoma de la situacion de la cabaña de bravo.
De hecho, solo las corridas de Alcurrucen –la primera de las que didió– y la de Juan Pedro Domecq y El Ventorrillo fueron mayoritariamente cinqueñas. En sentido contrario, hasta 10 hierros de los lidiados fueron todos cuatreños.
Si se compara con 2017, sen observa que entonces fueroncinqueños el 44,% por ciento de los toros del abono, para la actual temporada ese porcentaje se ha reducido casi al 27,6%.
En lo que se refiere a los pesos, en el abono de 2018 el promedio ha pasado a ser de 560,3 kilos, en tanto la temporada anterior era de 549,2 kilos.
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