Se hace camino al andar. Pero el camino de Talavante esta tarde iba a ninguna parte

por | 18 May 2013 | Temporada 2013

 

 

 

MADRID. Decima de abono. Lleno de “No hay billetes”. Tarde de mucho viento, que dificultó seriamente la lidia. Toros de Victorino Martín, de menor presencia que en años  anteriores, de  mal juego y bajos de raza; el mejor fue el 3º, más encastado. Alejandro Talavante (de adamasquinado grana con dibujos en blanco y bordados en azabache), silencio, silencio, ovación tras un aviso, silencio, silencio y algunos pitos. Fue despedido con una encontrada división de opiniones. La corrida duró 120 minutos.

La tarde ha pesado una barbaridad. Si pesó a quienes estaban en el tendido, qué no sería a quien, en solitario, estaba en el ruedo con seis toros por delante. Pero a la hora de escribir esta crónica no pesa menos el hecho de tener que enjuiciar a un hombre que ha querido hacer una esfuerzo inmenso, casi una hazaña, pero no lo ha logrado. Esto no iba de farol, como en las cartas; el torero salía de verdad y a cuerpo limpio. Por eso ahora arremeter contra el caído carece de sentido. Y es que necesariamente hay que poner en valor lo que supone hacer este paseíllo. Luego los resultados han sido los que conocemos y como tales hay que contarlos, tratando de explicar lo que ocurrió, que resumido toro a toro vino a ser lo siguiente:

PRIMERO
Largo y con poco bulto, algo bizco del pitón derecho. Talavante lo  lidia sobre las piernas con el capote. En las dos entradas al caballo el “victorino” se sale suelto. Espera en banderillas. Inicio de faena por bajo, quizás recortando demasiado las embestidas. Arrecia el viento cuando el torero se va a los medios, para tomarlo con la mano derecha en una primera serie razonable. Intenta repetir y el vendaval se lo dificulta. Intento inútil con la  izquierda. Quizás más en el tercio la cosa hubiera sido diferente. En cualquier caso el torero no transmite convicción. Estocada contraria que asoma y otra estocada.

SEGUNDO
Terciado. De nuevo Talavante lo lidia sobre las piernas con el capote. Ante el caballo, el toro mal cumple, en un tercio que discurre en medio de cierto barullo, como luego ocurre en banderillas. Y otra vez Talavante comienza su faena recortando las embestidas por abajo. Y otra vez a los medios. Tras dos primeras series con la derecha que dicen poco, más entregada fue la tercera. Con la izquierda, con la muleta retrasada, poca cosa. Y desiste: dos estocadas y un descabello.

TERCERO
Con buen ritmo de salida. Breves capotazos del torero y el toro pelea bien en varas. Desorden y capotazos innecesarios en el segundo tercio. Llega encastado a la muleta, con un excelente pitón izquierdo. Y sobre esa mano, Talavante construye cuatro series, las mejores y casi únicas de toda la tarde; sintiéndose, llevando muy sometidas las embestidas. El torero parece despertar de la modorra de los anteriores. Pero luego marra a espadas: una entera y cuatro descabellos fallidos. Un aviso.

CUARTO
De guapas hechuras. Por primera vez Talavante se estira con el capote, con un quite por chicuelinas muy reunidas. Se le pega en exceso al toro en el caballo. Bien Miguel Martin en banderillas. Con menos casta que el 3º, pero al último tercio llega con posibles. Ayudados muy suaves para iniciar el trasteo. Con la izquierda, los muletazos son desiguales. Por el pitón derecho desiste. Y en medio del viento, el toro cambia y se viene abajo: cuando lo vuelve a tomar con la izquierda, ya embiste con la cara alta y suelta. Macheteo por la cara. Una entera. El despertar del tercero se diluye.

QUINTO
Medido de trapío, pero apuntando un puntiro más de casta que sus hermanos. En el recibo, un manojo de lances de Talavante tienen importancia. En medio de un sinfín de capotazos –hasta 10 y malos se le dieron sólo para llevarle al burladero del 7–, blandea el “victorino”  ante el caballo, en el que además le pegan innecesariamente fuerte. Talavante, muleta en mano, va ya sin convicción alguna: unos intentos baldíos, en un trasteo sin norte. Un pinchazo, estocada que asoma, otro pinchazo, media y un descabello.

SEXTO
Leves palmas de ánimo para el torero antes de salir el último, un toro que ya desde que piso el ruedo dejó clara sus carencias. Nada reseñable con el capote.  Desigual y dejándose pegar ante el caballo, pone  ya de manifiesto sus renqueantes fuerzas. Talavante ha tirado la toalla: sale a muletearlo con la espada de matar. Y en efecto, tras un breve trasteo por la cara, deja una estocada baja y un descabello.

A MODO DE CONCLUSIÓN

Ha sido una verdadera tarde valdía, sobre todo por tres razones:

1. Desde luego, los toros de Victorino Martín no han respondido a lo esperado, ni en presentación, ni en juego. Siempre se ha creído que un “victorino” descastado es  imposible que se diera. Pues no, los hay, como se ha comprobado hoy. Ni una “alimaña”, pero ni uno verdaderamente bravo. Ni siquiera tuvieron la presentación habitual en esta Casa, algo que a la postre acabará por perjudicar al torero cuando se cuente la historia de esta tarde.

2. La climatología no ha acompañado: si en el tendido hacia frío de bufanda y abrigo, en el ruedo aquello era un vendaval continuo, con los capotes volando como si fueran de papel de fumar. En este contexto, el torero eligió siempre los medios. Un detalle generoso, pero contrario a la lógica.

3. Alejandro Talavante no ha estado metido en la corrida. Ausente y como superado por el ambiente en sus dos primeros toros, se vino arriba con el 3º y a partir de ahí todo fue  vertiginosamente cuesta abajo. Que el toreo se pueda hacer mejor o peor depende mucho del enemigo que se tenga delante. Pero sólo del torero depende que la corrida se lidie con orden, con sosiego, con buen sentido; esta tarde, sencillamente, la lidia no existió. Y eso los toros también lo acusan.

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Taurología

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Portal de actualidad, análisis y documentación sobre el Arte del Toreo. Premio de Comunicación 2011 por la Asociación Taurina Parlamentaria; el Primer Premio Blogosur 2014, al mejor portal sobre fiestas en Sevilla, y en 2016 con el VII Premio "Juan Ramón Ibarretxe. Bilbao y los Toros".

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