En un reportaje firmado en estas páginas por nuestro colaborador Tomás Villegas, se recordaba un trabajo de comienzos del siglo XIX del escritor vasco José A. de Zamacola, en uno de cuyos pasajes contaba como los viejos aficionados bilbainos –“los viejos octogenarios”, decía– , así que se acercaban las fiestas, salían a los cruces de caminos para informarse por los viajeros acerca de si habían visto los toros que debían lidiarse y si los mismos “eran bien engallados”.
No para explicar si los toros a lidiar en la feria de San Isidro son “bien engallados”, sino a la búsqueda de nuevos abonados la empresa Taurodelta ha salido ahora a todos esos cruces de camino que ofrecen las nuevas tecnologías. Esto si que es una novedad, y además importante. Se echaba mucho en falta que la casi totalidad de los organizadores mantuvieran una política comercial puramente pasiva: esperar a que los interesados se acercaran a las taquillas, incluso después de madrugadas enteras de espera y hasta con esas triquiñuelas de la compraventa de puestos en las colas.
Hay que reconocer que para los que no tienen condición de VIP, con derecho a ser atendidos en los despachos, las taquillas de Las Ventas eran profundamente antipáticas: más que venderte localidades parecía que te estaban haciendo un favor; se quedaban en tris de decirte eso tan hispánico de “usted a callar y a dar las gracias, que aquí el que manda soy yo”. Pero no le iba a la zaga Sevilla, que con tanto abonado de fuera como tiene exigía el pago en metálico o con la tarjeta de una única entidad bancaria local, que el forastero naturalmente no tenía.
Han tenido que llegar las rebajas del Tío Paco para que se reactive, aún de manera incipiente, la política comercial. Y así, por ejemplo, en el caso de Madrid este año se habilitó una sala de la plaza para que el personal no tuviera que hacer cola a la intemperie. Ahora lanzan la campaña para llamar la atención para que quienes quieran ser nuevo abonados puedan hacer sus primeros trámite a través de un call-center donde se podrá hacer la reserva de abono, mediante el pago del 10% del importe. La confirmación del abono y el pago de la cantidad restante deberá realizarse en el plazo oficial habilitado, que comenzará a finales del próximo mes.
Pero queda mucho por hacer. Por lo pronto, hacer un seguimiento de los abonados que se dan de baja, a quienes nadie les pregunta por qué se marchan y si se le podrían facilitarle otras fórmulas para que se quedaran. Pero también ofertarles nuevos tipos de abonos, incluso para el año completo a unos precios muy especiales, que son posibles pese a la normativa vigente sobre el consumo.
Quizá no de una manera plenamente oficial, pero con el objetivo de fidelizar a los suyos en una plaza tan seria como Bilbao se vienen buscando fórmulas alternativas para que aquellos titulares de “propiedades” –como allí se denominan a los abonos— no pierdan sus derechos porque en un año determinado durante la feria vayan a estar a ausente, o porque la tesorería del momento no les permita semejante desembolso. Lo seguro es que ese aficionado que ha sido bien tratado en la taquilla, luego volverá a por sus localidades.
Nada digamos si además se les ofrecen otras ventajas. Hace unas pocas fechas, y referidas al caso de Sevilla, Ignacio Sánchez-Mejías enumeraba en estas mismas paginas un buen número de ellas y a cada cual más sensata, en su artículo “Un abono rompedor para Sevilla”. ¿No se puede hacer algo de todo eso en lo que Taurodelta ha comenzado a denominar en la publicidad el “Club de Abonados de la Plaza de Las Ventas”. De lo que se trata, en suma, es de buscar la fidelización de la clientela, tan necesaria como es cuando estamos en fase menguante en las taquillas.
Por qué no ir más allá
Pero como ese tsunami que nos golpea es verdaderamente “mal de muchos”, probablemente la acción comercial desde una sola plaza no sea suficiente para cambiar el signo de las cosas en la globalidad del negocio taurino. Se hace necesaria una actuación más amplia, en la que participen al menos los gestores de las principales plazas.
Y así, por ejemplo, las tecnologías actuales de la comunicación permiten, por ejemplo, que ese pool de empresarios pudieran poner en común a todos esos abonados que cada cuál tiene en su plaza, de forma que el marketing taurino –tanto para una feria completa, como una corrida determinada– pudiera materializarse sobre una más base de clientes. Bajo un punto de vista normativo, es posible de salvar los escollos de la regulación sobre consumo; técnicamente, no ofrece ningún problema: los programas informáticos correspondientes están todos en el mercado. En el fondo, lo único que se requiere es una visión común para a la vez que cada cual promociona “su feria” colabore a potenciar todas las demás.
Una vez implantado un sistema de esta naturaleza, se multiplican las posibilidades de la promoción de la Tauromaquia, en la medida que se cuentan con herramientas útiles para mantener una comunicación permanente con la clientela potencial, hasta por ese sistema tan moderno del wassap, que en estos días está tan de actualidad.
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