MADRID. Última del ciclo de San Isidro. Corrida de la Prensa, fuera de abono. Lleno de “No hay billetes”: 23.624 espectadores. Toros de Victorino Martín, de correcta presentación, aunque desiguales, todos encastados pero sin dar facilidades y apagándose pronto. Manuel Escribano (de gris plomo y oro), silencio y silencio. Paco Ureña (de verde hoja y oro), ovación tras un aviso y silencio. Emilio de Justo (de rioja en terciopelo y oro), silencio tras un aviso y ovación tras un aviso.
Asistió al festejo S.M. Felipe VI, a quien acompañaba la Presidente de la Asociación de la Prensa de Madrid, Victoria Prego, el Secretario de Estado de Comunicación, Miguel A. Oliver, y el matador de toros Roberto Domínguez. Los tres espadas le brindaron al Rey sus primero toros.
La noticia de este 10 de julio estuvo en una barrera del 9. Es noticia por lo infrecuente: Felipe VI quiso asistir a la Corrida de la Prensa. Se agradece el detalle, por si eso sirve para que la imagen se siga repitiendo. La Tauromaquia, que como patrimonio nacional es competencia del Estado, lo necesita. Y hoy anda bastante desprotegida. De hecho, el Rey pudo comprobar el cariño con el que le recibieron los aficionados.
Luego resultó que no tuvo mucha suerte con la tarde elegida, muy para el aficionado, menos para los espectadores. Es lo que suele ocurrir con bastante frecuencia con estas corridas toristas, que exigen mil matices para quien se sienta en el tendido.
Y matices tenían en abundancia los seis toros que trajo Victorino Martín. Sin ser exagerada, no tuvo problema para superar la prueba matinal. La vespertina ya fue ora cosa. Todos, desde luego, encastados, como es esta procedencia, aunque ante el caballo los más dejaran mucho que desear. La terna, muy al gusto de Madrid, trataba de ponerlo a una buena distancia; luego resultaba que se daban media vuelta y salían para otro sitio.
Con todo, el mayor pero que se les puede poner es su corta duración. Hubo cuatro toros que metían la cara humillando y can clase. El paradigma fue el 5º: qué calidad derrochó cuando Ureña le tomó inicialmente sobre la mano derecha; a la siguiente serie ya era otra cosa. O el caso del 4º, que galopo con mucha cadencia en los primeros tercios, pero a partir de ahí acortó su viaje. Bajo este punto de vista, la opinión más favorable se refiere al 2º, aunque al final del muletazo había que estar muy despierto porque se revolvía en pañuelo dando un cabezazo.
Por la novedad, comencemos con Emilio de Justo. Sorprendió su buen oficio, la colocación siempre oportuna y su forma de presentar los engaños. Sin aspavientos, asumió los problemas de sus victorinos, tratando de torearlos como si fueran buenos. Y en muchas ocasiones lo consiguió: muletazos largos y lentos, muy por abajo. Si además le hubieran brindado repetición, sus dos faenas habría subido de grado. Sin alcanzar el triunfo rotundo al que aspiraría, de Madrid sale reforzado. Al menos para los aficionados.
Como siempre, animoso Manuel Escribano, aunque de tanto repetir su teoría, acaba cansando un poco. De sus dos viajes a toriles, poco en blanco; sin mayor notoriedad con los palos. Pero no es menos cierto que sus enemigos tampoco colaboraron. El 4º, por ejemplo, de tan bonito galope, admitía el primer muletazo, pero ya remoloneaba con el segundo y el siguiente, dejando para el remate el cabezazo de turno. Y así es muy difícil hilvanar una faena solida y reunida.
De la cama a matar la de Victorino y en San Isidro, un viaje importante el que se hizo Paco Ureña. Tuvo momentos excelente, con ese toreo tan de verdad que sabe hacer. Lo que faltó fue continuidad. Pudo ser en cualquiera de sus dos toros, poro esto o por aquello no ocurrió, especialmente en su primer turno, que a lo mejor en otras circunstancias le habría sacado más partido. Lo cual no quiere decir que no estuviera bien: tuvo momentos muy sentidos, pero no tan rotundos como en otras ocasiones. Con el 5º, en cambio, la cosa era más complicada, porque se vino demasiado abajo. Entrega y valor por supuesto.
Los premios de Plaza 1
El jurado convocado por Plaza 1, compuesto por periodistas, representantes de la empresa y el Centro de Asuntos Taurinos, ha fallado los premios San Isidro 2018 que designa a los triunfadores de la recién finalizada Feria.
Estos son los ganadores:
Triunfador de la Feria: Alejandro Talavante
Mejor faena: El Juli
Mejor novillero: Francisco de Manuel
Mejor rejoneador: Diego Ventura
Torero revelación: Octavio Chacón
Mejor estocada: Luis Bolívar
Mejor picador: Agustín Navarro
Mejor brega: Ángel Otero
Mejor banderillero: Fernando Sánchez
Mejor toro: “Chaparrito” de Adolfo Martín
Mejor ganadería: Núñez del Cuvillo
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