Especialista reconocido en una de las ramas más sensibles para los toreros como es la traumatología, y apasionado por el mundo taurino por su dinastía familiar , el doctor Juan de la Cerda y de la Serna es un ejemplo más de lo que es ya una tradición entre los profesionales de la Medicina: una especial sensibilidad para las Letras.
Con estos antecedentes, lógico era que desde muy pequeño acudiera con su padre a las Ventas. ”Y si por algún motivo no podía entrar, me quedaba fuera solamente para escuchar los olés procedentes de la plaza y acercarme con ansiedad a la puerta del desolladero para enterarme del desarrollo de la corrida”, matiza. Por también por su entronque familiar, nada de extraño tiene que probara fortuna toreando en el campo y viviera en primera persona el devenir taurino de sus parientes más próximos.
Convertido ya en un experto taumatólogo, ha sido cirujano de toreros, tan sensibles como son a las lesiones traumatológicas, que los dejan parados por más tiempo que la propia cornada.
De unas y otras actividades surge su obra poética, de la que se han seleccionado aquí un afortunado ejemplo.
0 comentarios