MADRID. Novena del abono de San Isidro. Lleno de “No hay billetes”, en tarde primaveral.
Cinco toros de Parladé (Juan Pedro Domecq Morenés) y un sobrero (3º bis) del Conde de Mayalde. Los titulares lucieron divisa negra por el luto de la familia ganadera. Todos cinqueños –salvo el 2º–, bien presentados y ofensivos, aunque de diversidad de hechuras, pero con movilidad. Entre los titulares destacó la nobleza de 1º y 2º, pero sobre todos el 6º, con casta de la buena; más apagados en calidad y juego los restantes. El sobrero, encastado pero sin dar facilidades.
Manuel Jesús “El Cid” (de azul cielo y oro), palmas y ovación tras aviso. Alberto López Simón (de azul noche y oro), una oreja tras aviso y ovación. Andrés Roca Rey (de barquillo y oro), palmas tras aviso y dos orejas tras un aviso. Roca Rey salió a hombros por la Puerta Grande.
Incidencias:
Tras la muerte del 3º, en la Enfermería de la plaza el equipo del Dr. García Padrós asistió a Roca Rey de “herida por asta de toro de 6 cm. en tercio superior cara posterior muslo derecho que rompe fascia superficial y lesiona musculatura isquiotibial. Contusiones y erosiones múltiples. Es intervenido quirúrgicamente en la enfermería de la plaza de toros bajo anestesia local. Pronóstico: Reservado”. Volvió al ruedo para lidiar al 6º.
Desde su localidad habitual en la meseta de toriles, asistió al festejo S. M. el Rey don Juan Carlos, acompañado por la Infanta Elena. Los tres espadas le brindaron uno de sus toros.
Dos pasajes del triunfo rotundo de Roca Rey en Madrid (Plaza 1) |
Durante la lidia de su primero nos puso en pie, cuando sufrió una soberana paliza, al ser volteado de muy mala forma mientras lo lanceaba, dejándole el recuerdo de una cornada de pronóstico reservado en el muslo derecho, pese a lo cual trato de ofrecer un imposible: lucirse con el complejo sobrero de Mayalde.
Durante la lidia del que cerró la función, nos mantuvo de pie, pero ahora durante una grandiosa faena de muleta, llena de temple y de firmeza; de toreo del bueno, de mano muy baja y en un palmo de terreno, toda ella en los mismos medios y coronada con un espadazo de verdad. Una faena de las que consagran a un torero de forma definitiva. Y ese torero es Roca Rey.
Pero antes nos había sorprendido por la rapidez con que entendió a las encastadísimas acometidas de ese buen toro de Parladé, que conducido con pulso firme y mandando en los engaños para someter sus briosas embestidas, brindaba un triunfo de mucho mérito. Y el peruano lo consiguió, en un todo que rezumaba emoción y torería.
Esta forma y este fondo con los que Roca Rey logró un triunfo tan rotundo y unánime, de los que se recordará por mucho tiempo, con la plaza de Madrid vibrando como pocas veces, es lo que explica por qué este torero se haya colocado a la cabeza del escalafón, hasta convertirse en el que hoy por hoy más manda, en el que es capaz de colocar el “No hay billetes”. A lo mejor no es el que hace un toreo de mayor pureza; pero todo lo que hace rebosa de verdad, una verdad tan auténtica que arrolla.
Con un lote bonancible del hierro titular, dijo su adiós a Madrid Manuel Jesús “El Cid”. Sin redondear la ocasión con los aceros, hubo momentos en los que nos recordó, y mucho, a las grandes tardes que el torero de Salteras ha ofrecido a la afición del foro; se marchó con honor y la afición se lo agradeció. El nuevo López Simón, ahora de la mano experimentada de Diego Robles, ha recolocado su camino; la oreja que le cortó al 2º de la tarde, deja abierta sus cartas credenciales para las dos tardes que le quedan en el abono.
Esto no puede ser una salida por la Puerta Grande; es un bochorno (Plaza 1) |
Posdata:
La plaza de Madrid ha firmado, para su desgracia, una especie de patente sobre el bochornoso espectáculo de las salidas a hombros por la Puerta Grande, con un personal como enloquecido que lo único que consigue, además de maltratar físicamente al torero, es destrozar su vestido, como quien obtiene un valioso trofeo. Al torero siempre se le admiró con respeto, pero nunca no se le maltrató de esta forma.
Todo lo cual se produce en medio de una actitud nada resolutiva de la fuerza pública; entonces, ¿para qué están de servicio en Las Ventas?
Ya hasta en ese recinto casi sagrado de la Puerta del Príncipe en Sevilla, se han contagiado de este penoso espectáculo.
La salida a hombros de Roca Rey en esta tarde en Las Ventas ha resultado un verdadero horror, una vergüenza para quienes lo veíamos. Y más con un torero que llevaba aún los puntos frescos por una cornada en el muslo derecho.
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