BILBAO. Primera de las Corridas Generales. Un tercio de entrada. Cuatro novillos de “El Parralejo” y dos de Jandilla (1º y 3º), todos bien presentados, pero de juego dispar. Posada de Maravillas (de violeta y oro), ovación y una oreja tras aviso. Varea (de marino y oro), ovación y ovación tras un aviso. Andrés Roca Rey (de granate y oro), una y dos orejas tras un aviso. Roca Rey salió a hombros por la Puerta Grande.
Abrir la Puerta Grande en Bilbao siempre ha sido un empeño muy difícil. De hecho, se cuentan con los dedos de una mano las que se han visto en todos estos años. Hay que cumplir el Reglamento vasco, que exige cortarle las dos orejas a uno de los toros, no vale el 1+1. Y por si resultara necesario, el Presidente don Matías González se mantiene como celoso guardián de la singularidad de esta Puerta. Las dos batallas las ganó de forma incontestable este domingo Roca Rey. No resultaría propio decir que sale lanzado de Bilbao, porque el torero peruano ya tiene acreditado sus méritos en plazas de mucha relevancia, comenzando por Madrid; cabría mejor escribir que, con la alternativa poco más de quince días, se ha consagrado definitivamente como el novillero de mayor futuro y proyección de los que hoy figuran en el escalafón.
Para esta novillada de feria, que por horario hubo de competir nada menos que con un Athletic-Barça de comienzo de la Liga, se habían seleccionado seis utreros de “El Parralejo”; luego, por accidentes en los corrales, sólo se pudieron lidiar cuatro, todos con cuajo de toros, aunque con cabezas muy medidas. Su juego fue desigual: calidad verdadera sólo tuvo el que se lidió como 4º; exigente y sin clase salió el 2º; violento y mansote, el 5º; basto de estampa y con muchos pies, pidiendo a un torero muy hecho, el que cerró el lote. Sus parientes tan próximos de Jandilla no contaron con tanto remate, y de ellos el que abrió plaza demostró bondad y nobleza, mientras que el 3º se rajó desde el comienzo.
Pues con este material convenció a paisanos y forasteros Roca Rey, en una tarde completa, sobre la que ya preavisaba no dejando pasar ni una ocasión de entrar en quites. Ninguno de sus dos novillos fueron precisamente de ensueño, que ambos tuvieron sus peplas. Pero frente a ellos se alzó el discípulo de José Antonio Campuzano como un novillero cuajado como hacía años que no se veía.
Frente al “jandilla” que lidió como 3º, el peruano tuvo, sobre todo, firmeza y claridad de ideas para llevarle por donde, como era evidente, no quería ir. Con esas muñecas prodigiosas que se gasta, el temple nacía con la naturalidad que se pide al toreo. No podía ser una faena tan rotunda como la que vino luego, pero resultó una magnífica tarjeta de visitas, un firme “aquí estoy yo” que resonó en toda Vista Alegre.
Con semejante prolegómeno llegó el aldabonazo definitivo en el que cerraba plaza. Un quite por saltillreras, dejándose llegar impávidamente al novillo desde lejos, puso a la plaza en pie y a toda máquina. Luego tuvo la inteligencia de reavivar el fuego encendido, al iniciar la faena de muleta en los medios con unos pases cambiados ajustadísimos. Con todo el personal pendiente ya tan sólo de él, a partir ide ahí fue desgranado una excelente faena, sobre la base de mano bajo, muletazo largo y un temple propio de exquisiteces. El bastote de “El Parralejo” no regalaba facilidades: exigía que se le pudiera. Y Roca Rey no le dio respiro. Un trasteo muy ligado, sin más tiempos muertos que los imprescindibles y siempre con un argumento sólido y pleno de autenticidad. Tras unos adornos muy toreros llegó el espadazo en la mismísima yema. Y la plaza se desbordó. Ni don Matias tuvo duda alguna que debía exhibir los dos pañuelos blancos sin mayores demoras.
Gustó mucho Posada de Maravillas con el 4º, que hacía el avión cada vez que embestía por el pitón derecho, aunque dejaba más de desear por el otro. El extremeño lo aprovechó al máximo en series sentidas y vibrantes. Con la limitación de no poder explayarse de la misma forma con la izquierda, ha sido de las faenas más rotundas que este año se le han visto al nieto de Juan Posada, al que recordó en su brindis a Javier Aresti. Aunque la espada cayera algo rinconera, ello no fue obstáculo para que paseara una oreja. Con el noble y blando “jandilla” que abrió la tarde dejó apuntes interesantes, bocetos de lo que podía hacer con un enemigo más boyante, como luego se vio.
Hay que reconocer que Varea tuvo que vérselas con el lote menos agradecido. Y para colmo se mostró premioso con la espada. No se terminó de entender con su primero, que sin ser precisamente la joya de la corona cuando lo llevaba muy sometido por abajo tomaba los engaños y llegaba hasta atrás. Y en este sentido dejó detalles esperanzadores, aunque no cuajaran en más. Volvió a repetirse la escena con el basto y bruto de “El Parralejo” que hizo 5º, el más deslucido de todos los lidiados.
A partir de este lunes comenzarán las corridas de toros y comenzarán a desfilar por este ruedo las figuras, ¡qué alto les ha puesto el listón este espigado novillero que se anuncia como Roca Rey! En el toreo no se habla de otra cosa en estos momentos.
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