Como reviviendo aquella célebre campaña, tan bien pensada, en la que los ciudadanos gritaron “Teruel existe”, ANOET ha venido a decir otro tanto: “La patronal existe”. Y lo hace mediante su decisión de denunciar ante la Comisión Nacional de la Competencia a la empresa ASM, gestora de los derechos de imagen de una serie de toreros, a quien acusa de prácticas restrictivas para el libre mercado.
Un poquito tarde ha reaccionado la patronal. Primero y principal porque cuando se han acordado de Santa Bárbara resulta que los truenos ya se perdieron en el horizonte: la Comisión de la Competencia está en trance de desaparecer, para integrarse en un organismo mucho más amplio y con competencias diferentes. Con lo cual, hasta en cuestiones de tramitación, la situación se hace compleja y a día de hoy impredecible en la propia gestión del expediente. Pero, además, tratan de iniciar un camino cuya resolución definitiva, a tenor de otras experiencias, no debe situarse antes de 4 ó 5 años, recursos a los Tribunales ordinarios de por medio, que es donde suelen acabar todas las cuestiones relativas a la CNC. Largo tienen que fiar sus pretensiones, si es que las consiguen.
Por otro lado, si es que la representación jurídica de ASM actúa con perspicacia, puede resultar que de este expediente pudieran acabar derivándose causas mayores. Por ejemplo, la circunstancia paradójica de que en ANOET se integren un amplio número de personas que está en los dos lados de la mesa del mercado: tienen que defender a la vez los intereses de los contratantes y de los contratados. ¿No es acaso esto un figura propia de eso que se conoce como práctica colusoria? Desde luego un conflicto de intereses lo es. Pero también cabe plantearse, por ejemplo, si alianzas empresariales como el tripartido que rige en Las Ventas –que actúa además en todos los campos taurinos: plazas, ganaderías y toreros– no supone para el resto de los organizadores de espectáculos taurinos una manifiesta restricción al libre mercado. Quiero ello decir que ANOET ha decidido abrir un melón que, a lo mejor sin advertirlo, lleva a muchos más caminos que a ASM.
Si en su estrategia tratan de basarse en cosas como las que han dicho a los medios informativos –tal que los empresarios de algunas ferias han trabajado coaccionados por ASM–, conviene tener algo más de cuidado. En épocas no lejanas por un documento de prensa, que además no se destinaba a su difusión y ni siquiera era un acuerdo ejecutivo, a una gran patronal se la sancionó de forma muy rigurosa. Entre otras cosas de mayor cuantía, quiere ello decir algo muy simple: los inspectores de la CNC –que son tenaces y minuciosos en su trabajo– también siguen, entre otras vías de investigación, los temas por sus reflejos en los medios de comunicación, a la hora de comprobar la realidad de las denuncias. Con lo cual podría darse el caso de que se le pidan pruebas acerca de tan grave acusación, que no se compadece que las declaraciones oficiales de los posibles afectados cuando finalmente alcanzaron acuerdos con ASM, momento en el que todos se mostraron muy satisfechos.
Con todo, lo más relevante de esta súbita reaparición de ANOET en su papel de patronal, cuando desde 2004 mantiene inactiva su pagina oficial –que eso es su web www.anoet.com– y cuando desde 2009 no han alzado oficialmente la voz, es que lo hagan ahora, en las actuales circunstancias de la Fiesta, con una reclamación sobre los derechos de imagen. ¿Alguien puede creer que este es el problema crucial que condiciona hoy a los organizadores taurinos en el ejercicio de su profesión?
Cuando la crisis económica golpea a la Fiesta –a la Fiesta de las grandes plazas y a esa otra conocemos como la Fiesta de base— como nunca hasta ahora había ocurrido; cuando llevan bastante más de un año sin cumplir su declarado propósito de revitalizar la Mesa del Toro, como organismo unitario, sin adoptar ni una sola decisión al respecto; cuando un puntal básico como es el ganado bravo se encuentra en serio riesgo, tanto por razones económicas como de malos hábitos en las prácticas genéticas de la crianza; cuando las Administraciones públicas de modo insalvable tienen que mostrarse cada vez más restrictivas en cuanto se refiere a ayudas directas o indirectas; cuando la presión social de los antitaurinos se hace más dura. Cuando todo eso ocurre, ¿están seguros los empresarios que su problema capital se llama ASM?
La realidad que rodea al planeta de los toros es tan evidente y tan terca, que cuesta trabajo comprender que inicien sus reivindicaciones públicas por ahí. Una patronal que quiera ser seria jamás habría comenzado la casa por el tejado, como ANOET ha hecho. Tanto por razones de credibilidad, como por criterios de eficacia a la hora de abordar los verdaderos problemas.
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