Defender los derechos del aficionado y el plausible intento de regenerar el conjunto del espectáculo taurino, es lo que quieren o deben representar las distintas reglamentaciones que han regido en la Fiesta. Este loable propósito se resume al final en alcanzar la meta de que se respete el derecho de los espectadores «a recibir el espectáculo en su integridad y en los términos que resulten de su cartel anunciador». A analizar estas cuestiones se destina el presente Ensayo.
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