Entre otros temas, aborda su paso por el Consejo de Asuntos Taurinos de la Comunidad de Madrid: “Dejé el Consejo –dice– porque me opuse al resto de consejeros cuando 130 peñas de España, la Mesa del Toro o la Unión de Abonados nos pidieron que no renováramos a la empresa de Las Ventas porque había habido una feria mala. Yo, como no soy política, me puse a favor de los aficionados y fui la única que votó en contra de los tres partidos”.
Recuerda, diríase que con un punto de añoranza, que “en los años de mi juventud la afición al toreo era muy intensa, con tertulias y con la relación entre el mundo del toro y la cultura y el arte”. Y reconoce sin rodeos que “el toreo que rompió moldes fue el del Cordobés. En España entera fue como un mito, para los que sabían y para los que no sabían”.
Fiel a su concepción de la Fiesta, que responde a los cánones más ortodoxos, declara que “cuando un toro de cinco años se entrega con todo su poderío crea una faena bellísima y la exigencia es mayor y el triunfo es infinitamente mayor”
Bisnieta de Emilio Martín González del Valle y Carbajal, primer marqués de la Vega de Anzo desde 1889, nieta de Martín González del Valle y Fernández Miranda, e hija de José María González del Valle y Herrero, Pilar González del Valle García de la Peña es quien ostenta en la actualidad el título de su familia, cuyas raíces se hunden en Asturias, particularmente en Oviedo y Grado, y se desarrollan entre Madrid y Extremadura.
María del Pilar González del Valle nace en San Sebastián, lugar de veraneo de sus abuelos paternos y de los maternos, pero su ciudad de residencia será Madrid, donde estudia en el Colegio de las Irlandesas. Durante su infancia los períodos vacacionales se distribuyen entre Grado y Extremadura, ya que en Almendralejo es donde la familia de su madre tiene fincas, y su abuelo, Félix García de la Peña, es ganadero y cría toros bravos. “Me acuerdo de toreros desde que tenía siete u ocho años, especialmente de los Bienvenida, porque eran los que más iban a tentar a la finca de mi abuelo”, rememora.
Aunque sus padres no querían que su hija Pilar, y su hermana Paloma, abusaran de la afición taurina, las dos se abonan a la «catedral del toreo», la madrileña plaza de Las Ventas, donde con el tiempo heredarán el Palco 9, célebre por haber pertenecido antes a Juan Belmonte, José María de Cossío o Domingo Ortega.
Su afición taurina se irá incrementando y también sus conocimientos sobre la Fiesta, de tal modo que es la primera mujer que preside la Peña taurina de «Los de José y Juan». También ha sido vocal en el Centro de Asuntos Taurinos de la Comunidad de Madrid, cargo que abandonó por discrepancias sobre la contratación del empresario de Las Ventas. Y en las instituciones o fuera de ellas, por méritos propios se ha gando el respeto de los aficionados.
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