Sevilla. Último festejo de la Feria de Abril. Tres cuartos de plaza. Toros de Miura, el 3º como sobrero. José Luis Moreno (de grana y oro) , silencio tras aviso y silencio. Rafael Rubio ´Rafaelillo´ (de tabaco y oro) , vuelta al ruedo tras aviso y silencio tras aviso. Israel Téllez (de grana y oro), silencio tras aviso y silencios tras tres avisos.
Aunque siguiendo la tónica de los últimos días, ni la miurada puso el “no hay billetes”, la corrida de Zahariche levantó la expectación habitual y mantuvo la atención permanente de los aficionados, bien que por la tensión que se vivía en el ruedo. Y en ese clima, Rafaelillo inscribió definitiva su nombre en el rango de lo que el clásico llamaba “los toreros machos”.
No pudo estar ni más valiente ni más decidido el torero murciano, a base de mantenernos en un “¡ay!” permanente durante le la lidia de sus dos toros. Y en medio de ese sin vivir continuo, tuvo agallas para dejar además momentos con sabor, como una media que salió superior, o como el inicio de su primera faena. En este segundo de la tarde dio una vuelta al ruedo de las autenticas. Con el quinto, que tenía más que guasa, volvió a jugarse el tipo a ley y sin aspavientos.
Habría terna esta tarde el cordobés José Luis Moreno, con oficio para lidiar estas corridas, por más que resulten impropias a su corte de calidad. Toreó con gusto a la verónica al miureño que abría plaza –como luego haría en el cuarto–y realizó luego un esfuerzo apreciable, pero ni éste ni su segundo fueron más opciones.
Se presentaba en España el valiente Israel Téllez, diestro mexicano al que hay que reconocer que le vino grande el compromiso. Por eso la tarde se le fue de un lado a otro, sin mediado fundamento, por más que dejando constancia del esfuerzo.
Punto final, algo triste tras los tres avisos a Téllez, en la Maestranza. Y ahora a esperar el inminente y largo serial de Madrid.
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