El fragmento que reproduzco hoy pertenece al libro "Dios y los toros" (1991) escrito por el padre mexicano Ramón Cué Romano. Antes, haré una introducción sobre el torero gitano Francisco Vega de los Reyes (Sevilla, 1904 – Madrid, 1931), conocido como Curro Puya y, sobre todo, como "Gitanillo de Triana", después de que Juan Belmonte, impresionado tras verle manejar los trastos en un tentadero donde Antonio Flores, sentenciara: "¡Cómo torea ese gitanillo de Triana!". El sevillano, continuador de la escuela belmontina, fue considerado un torero elegante, puro, de gusto exquisito, además de un maestro de las verónicas templadas y mano baja.
"Los lances de tu capote
(Rafael Peralta Revuelta)
Cuando Curro Puya toreaba el 31 de mayo en Madrid de 1931, sufrió una cogida por el toro “Fandanguero” -de la ganadería de Graciliano Pérez-Tabernero-, que le asestó tres mortales cornadas. Cuando lo traslaban a la enfermería, el diestro de Triana le confesó a su mozo de espadas: "Este toro me ha desbaratado".
Falleció en un sanatorio de la capital, el 14 de agosto, con tal sólo 27 años, tras una larga agonía de setenta y cinco días. Sus últimas palabras fueron: "ya no veo".
"Qué triste tarde aquella
(José Manuel López Mohiño)
Tras la muerte de “Gitanillo de Triana”, la Junta de Gobierno de la Hermandad de la Estrella de Triana decidió vestir de luto a su imagen titular.
(Tras esta introducción, ahora sí reproduzco,
Es perfectamente explicable que la madre del torero viva con los ojos clavados en la Madre de Cristo.
Que el destino doloroso de María sea el espejo en que mire proyectado su propio destino.
Que su angustia busque el amparo de la fe que fue y se llama Angustias.
Y que en la soledad por la muerte del hijo en el ruedo, se refugie en la compañía de la Mujer que también se llama Soledad y que la más sola – ¡aunque llena de Dios! – que ha existido en la historia de las almas.
Por eso se comprende en todo su valor ese gesto inspirado, tantas veces repetido por las madres de los toreros en la muerte sangrienta del hijo: ¿Qué destino mejor puede tener ese capote de paseo o ese traje de luces – con sangre en sus bordados – que convertirlo en saya o en manto de una Virgen Dolorosa?
De madre, a Madre. De soledad, a Soledad. De angustias, a Angustias.
¡Qué triste estás, y qué bonita estás, Angustias de los gitanos, en Sevilla, cuando te visten la saya blanca y oro que fue traje de luces de Curro Puya, «Gitanillo de Triana», y que te regaló su madre angustiada por la muerte trágica del hijo!
Y quedas toda envuelta, Angustias, blanca y oro, en el exquisito homenaje de sus verónicas lentas, gitanas, melancólicas…
(- «Curro, ¿no se te para el corazón cuando toreas?»)
Madre de un torero es cosa
►Los escritos de Gloria Sánchez-Grande pueden consultar en su blog Contraquerencia, en la dirección http://contraquerencia.blogspot.com.es/
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