¿Qué ha sido del G-10 y de sus reivindicaciones?

por | 26 Nov 2013 | Reportajes

Esto sí que fue, verdaderamente, eso que se dice “flor de un día”. Un grupo quizás demasiado heterogéneo de toreros creaba hace dos inviernos el G-10; hoy de todo aquello queda tan sólo el recuerdo. De hecho, ni un año aguantaron todos juntos, ni mucho menos consiguieron llevarse detrás a buena parte del escalafón, una vez que en el plenario de la Unión de Toreros no quiso seguir su política audiovisual.

Se quedaron solos, aunque los platos rotos los pagaron, sobre todo, El Juli y Miguel A. Perera, que fueron lo más coherentes hasta el final de esa aventura. Pero todo ello tuvo una relevancia muy relativa en las estadísticas taurinas, si comparamos los datos del antes y el después del año en el que el G-10 se mantuvo activo.

Pero, en cambio, sus reivindicaciones quedaron en la nada. Desde luego aquella propuesta, cuyo mando se le otorgó torpemente a ASM, sirvió escasamente. Le ganaron el pleito a ANOET, tan mal planteado como estuvo, con una resolución nada usual de la Comisión de la Competencia. Pero fuera de esa satisfacción moral, de lo concreto nada se supo más.

De hecho, en la batalla por los derechos de imagen en la práctica cada cual va hoy a lo suyo, con El Juli como baluarte final, en una pugna que más que por una cuestión de principio hoy se centra en sus discrepancias con los rectores del canal de pago.

Eso sí, hubo numerosas ocasiones para la foto con dirigentes políticos diversos. Como efecto imagen, tuvo su interés para la Fiesta. En la práctica, si la Tauromaquia hoy está plenamente en el ámbito de la Cultura se debe a otros actores bien distinto, ninguno de los cuales se ha vestido jamás de luces.

Y nada se ha sabido de aquella propuesta, nacida de la grave preocupación que declaraban por la situación de la Fiesta, de crear una Fundación para reivindicarla, defenderla y difundirla, dedicando a ello los fondos que se obtuvieran con los eventuales derechos audiovisuales. La tal fundación no llegó ni a nacer.

Al final, de aquel grupo que quería ser beligerante a favor de la Fiesta, uno dejó transitoriamente los ruedos –caso de Cayetano–; otro ha pasado a prodigarse poco –César Jiménez–; dos han cambiado de apoderado –Morante y Talavante– y los seis restantes mantienen sus propios roles. Y, por su parte, la empresa ASM ha desaparecido del panorama taurino, con el mismo sigilo que llegó.

¿Quiere todo ello decir que, en el pulso que lanzaron, las grandes empresas han acabado por imponerse? Es más que dudoso que tal haya ocurrido. Entre otras cosas porque toreros claves de aquel G-10 estaban ligados precisamente a los grupos fuertes del negocio taurino.

En realidad, al G-10 lo derrotaron sus propias circunstancias. Ni siquiera la fuerte penalización del millón de euros que debían abonar al grupo quienes se marcharan sirvió para frenar su descomposición. De hecho, rompió filas El Cid y no pasó nada. Con lo cual, detrás llegaron los demás descuelgues, hasta la desaparición final. En el fondo, el barco se fue abandonando antes de que zozobrara del todo.

¿Qué falló? La respuesta más precisa a esa pregunta la escribió Fernando Carrasco, en el ABC sevillano, cuando comenzó la desbandada: “¿Qué es lo que ha fallado en todo este entramado? Principalmente, los intereses distintos de cada uno de sus toreros: no es lo mismo el caché de uno que de otro, que se traduce en los triunfos en plazas y ferias importantes. Meter a todos en el mismo saco ha servido, finalmente, para que salgan a flote las diferencias existentes”.

Pero falló, además, una desastrosa gestión de la comunicación, cuyos fallos pusieron de uñas a toda la afición, incluso antes de que el G-0 se consolidara. Hay que reconocer  que, ni por parte de los toreros involucrados ni por la de ASM, esta parcela se pudo resolver peor.

Cabria preguntarse, acudiendo a una cita clásica, si aquella aventura “fue bonita mientras duró”. Pues ni siquiera eso, pues la unidad duró lo que tarde en pasar un invierno, esa etapa de inactividad, para ya en las primeras ferias surgir las diferencias y volver a lo más habitual. que cada fuera a lo suyo.

A mayor abundamiento, al año de que el G-10 zozobrara, sus gentes han terminado por dar un paso atrás en la Unión de Toreros, cuya presidencia se la han cedido a Juan Diego, quitándose ellos de la primera línea, sin haber conseguido al menos que la nueva organización aunara a una mayoría de voluntades. 

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Taurología

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Portal de actualidad, análisis y documentación sobre el Arte del Toreo. Premio de Comunicación 2011 por la Asociación Taurina Parlamentaria; el Primer Premio Blogosur 2014, al mejor portal sobre fiestas en Sevilla, y en 2016 con el VII Premio "Juan Ramón Ibarretxe. Bilbao y los Toros".

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