El 18 de diciembre del pasado año “Convocatoria por la Tauromaquia” reunió en la sevillana “Venta de Antequera” en torno a 200 profesionales, en respuesta a la llamada realizada por el presidente de la UCTL, Carlos Núñez. Entonces se dijo que “en los próximos días” se harían públicas las conclusiones oficiales, como paso previo para una segunda reunión. Han pasado ya tres meses y de todo aquello no queda más rastro que en las hemerotecas: ni se conocen las conclusiones, ni por ahora tiene fecha esa segunda cumbre.
Si nos atenemos a la dicho en la histórica Venta, allí se estudiaron propuestas que "han ido dirigidas a los temas que a todos nos preocupan: la necesidad de vertebrar el sector; de enseñar los costes de producción y la estructura del espectáculo en la realidad actual; de desarrollar una correcta comunicación del sector para hacerlo a la sociedad que no conoce la Tauromaquia".
Pero también se afirmó: "Conocemos los problemas y debemos buscar soluciones. Con los tres puntos enunciados al principio lograríamos darle mucha solidez a la Tauromaquia, que sería más atractiva y mejor comunicada, con precios asequibles y con promoción llamativa, eso nos hace más fuertes. Buscamos una tauromaquia sólida y fuerte. Queremos revisar la normativa y hacer un espectáculo más interesante para el público".
Ninguna de estas afirmaciones resultan precisamente marginales, sino que en realidad se encaminan a la misma médula del estado actual de la Fiesta, al que después de la reunión la Venta de Antequera “tocaba buscar las soluciones”. Para ello, según se mire dejar pasar 3 meses puede ser mucho o a lo mejor es poco; todo depende del enfoque que se le de a los tiempos taurinos.
Se tiene constancia que en la elaboración de las conclusiones de aquella primera reunión se ha estado trabajando en el seno de la UCTL. Pero con todos los ruidos que de pronto se desataron sobre la Tauromaquia, a lo mejor puede ser hasta bueno distanciarse un poco de esos líos, para en un ambiente de mayor serenidad poder hablar de los asuntos con la calma necesaria. Lo malo es que, tal como va transcurriendo este comienzo del año 2015, no se sabe a ciencia cierta si llegará ese momento de paz y de sosiego.
Por otro lado, de fuentes extraoficiales pero bien informadas, se sabe que algunos taurinos relevantes están trabajando por lo que históricamente hasta ahora ha venido siendo como la cuadratura del círculo: vertebrar al Sector. Al último intento, la llamada Mesa del Toro, se la llevaron por delante sin consideración alguna. (Entre paréntesis: ¿a qué esperarán para oficializar su desaparición?).
Lo que algunos vienen estudiando en silencio es estructurar un organismo unitario, sobre unas nuevas bases estables y coherentes, probablemente con la lección aprendida de por qué causas fue un fracaso la tal Mesa.
Cuestión bastante principal de ese proyecto radica en quién debiera ser su cara visible, ese líder compartido por todos los sectores fundamentales de la Fiesta, que al final guste o no forman toreros, ganaderos y empresarios. No es un asunto fácil, no lo ha sido nunca en el pasado. Pero esa dificultad no es algo privativo del mundo del toro: ocurre en todos los sectores de la actividad económica y artística. Y en todas ellas constituye un elemento esencial como garantía del éxito futuro.
¿Conseguirán su objetivo los que ahora trabajan en silencio por esta fórmula alternativa de vertebración? Esa es una pregunto hoy por hoy incontestable. Pero la Fiesta se al final fue que sí, se habría dado un paso monumental. Claro que todo depende de la altura de miras de los sectores, tan diversos como son, que tienen que ponerse de acuerdo.
Con todo, hay que reconocer que el medio ambiente en el que hoy se mueve la Fiesta no es en este momento el más propicio. Pero, como dijo Carlos Núñez, al clausurar la Convocatoria de Sevilla, “lo que hace falta es que nos sentemos para buscar lo mejor para todos sin que perjudique a ninguna de las partes. Eso requiere trabajo y no hay soluciones milagrosas”.
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