SANTANDER. Corrida de Beneficencia, incluida en el ciclo de Santiago. Lleno. Toros de Torrestrella, deslucidos y sin calidad. El Cid, ovación y silencio. El Fandi, aplausos y silencio. Rubén Pinar, oreja y oreja.
Decíamos ayer…. Es lo que pasa con estos toreros tan nuevos. Si en la tarde del miércoles nos encontramos con un Rubén Pinar que en disposición Cuatro Caminos ha visto en esta tradicional Corrida de beneficencia al otro Pinar. No es que fuera una cosa arrolladora, que tampoco los torrestrellas en un muestrario de bravuras, pero sí fue otra cosa. Más entrega, más resolución, más recursos, más cabeza. En definitiva, más en ese Pinar que necesita ser para romper las indefiniciones propias de su edad. Por eso justificó su doble inclusión en la cartelería santanderina.
La corrida de Álvaro Domecq, que cumplió adecuadamente en presentación, no resultó luego ni cómoda ni fácil. Casi todos ellos marcando su querencia a irse, su mayor defecto fue que carecieron de clase en sus embestidas: pasaban por allí como el que va a la compra del super.
Ni el animoso El Cid, ni el siempre entregado David Fandila “El Fandi”, tuvieron otra posibilidad que la de ponerse una y otra vez, en un ejercicio de buena voluntad.
Otrosí:
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