BILBAO. Prólogo ecuestre a las Corridas Generales. Menos de media entrada. Toros de Sánchez y Sánchez, el primero como sobrero, de buen juego. Pablo Hermoso de Mendoza, silencio y dos orejas. Andy Cartagena, oreja y dos orejas. Lea Vicens, vuelta al ruedo y una oreja.
Con el amplio derroche de orejas que se repartió la terna en este prólogo, el medio aforo cubierto en Vista Alegre –que se repite desde hace años—se lo pasó de cine. Hubo de todo: toreo a caballo y exhibición ecuestre. Y dentro del toreo, toda la escala pensable de calidades.
Pero entre galope y galope, dos noticias sobrevolaron la tarde. La primera será bien recibida por los aficionados: imposibilitado Manuel Escribano de venir a Bilbao el próximo jueves, Curro Díaz ocupará su puesto en el mano a mano con Paco Ureña y los toros de Victoriano Martín. Buena elección.
La segunda, servirá de patrón a recordar en días sucesivos: la facilidad con la que Matías González ha sacado en este sábado los pañuelos blancos, al dadivoso modo. Cierto que en días como éste los tendidos se vuelven muy amables. Pero precisamente para eso está la Presidencia, para poner orden y concierto; hoy ha desafinado en ocasiones. Lo cual no obsta para afirmar que ha sido una tarde objetivamente con interés.
La corrida de Ángel Sánchez y Sánchez ha puesto toda la colaboración posible a los triunfos, con todos los matices que exige siempre el toro de lidia. Y así, por ejemplo, el sobrero que ha abierto este abono resultó más remiso en sus acometidas, mientras que 3º, 4º y 5º dieron un excelente juego.
Pablo Hermoso de Mendoza sigue siendo, también en Bilbao, el número 1. Lo demostró ante su segundo enemigo, al que le cuajó una lidia ajustadísima y brillante. Ni una carrera de más, ni una suerte destemplada. Una faena que culminó con un rotundo con el rejón de muerte. Menos reunido y acertado a la hora de clavar se le vio con el que el sobrero, con el que hasta tuvo, cosa rara, un par de pasadas en falso; eso sí, entendió muy bien las condiciones del de Sánchez a la hora de encelarlo con la grupa.
El triunfador estadístico de la tarde fue Andy Cartagena: tres orejas. El de Benidorm supo mantener, mejor que en otras ocasiones, el equilibrio entre el toreo y la exhibición, más comedido en sus inevitables excesos. De forma especial con el bueno 5º, con el sacó templanza en una lidia que fue progresivamente a más, para culminar en los momentos finales y en el rejón de muerte.
El mal uso de los aceros de muerte le privó a Lea Vicens culminar su lidia más conseguida y brillante con el que hacía 3º. Una lidia basada toda ella en una excelente monta, su manera de andarle al toro, buscando siempre los medios para clavar, la propia estructura de la lidia, todo la llevaba a un triunfo importante, que finalmente si diluyó. Volvió a rayar a muy buena altura con el que cerró la tarde. Y ahora sí, la mayor eficacia a la hora de matar le permitió recuperar el trofeo perdido.
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