MADRID. Corrida de la Prensa. Lleno. Toros de Parladé, con buena presentación, encastados, pero de juego desigual, tres de ellos cinqueños.. Manuel Jesús “El Cid” (de verde botella y oro), silencio, ovación y ovación. Iván Fandiño (de marino y oro), una oreja; resultó corneado. Daniel Luque (de marino y oro), silencio y silencio.
Qué casta le echó Iván Fandiño a su primero. El astifino toro de Parladé, desde luego, era encastado y bravo, pronto siempre a los engaños; precisamente por eso, tenía mucho que torear, porque además a la salida del muletazo pegaba un tornillazo. Pero el de Orduña no le dudó ni un momento, en una faena que fue in crescendo, cada vez más centrado el torero. Un trasteo de mucho mérito. Tanto con la derecha como con la izquierda, las series se sucedieron reunidas y bien ligadas. Siempre Fandiño dando la cara. Y con esa misma decisión, después de un pinchazo arriba, se tiró detrás de la espada, para dejar una buena estocada a cambio de una cornada, que ya desde el primer momento se vio quera grande: el torero giró sobre el pitón, que le atravesó el muslo derecho. Su cuadrilla paseó una de las orejas más meritorias de las cortas, y las queden por cortar en todo el abono.
La corrida de Parladé, con mucha cara y volumen, estuvo toda ella encastada, a excepción del 1º. Pero no fue una corrida fácil, entre otras cosas porque la mayoría reponía y descolaban permanentemente al torero. El que embistió con más rectitud fue el 2º. Tuvo clase, aunque algo brusca, el 4º; pero en la misma medida en la que “El Cid” lo tuvo que obligar mucho para someterlo, se acabó pronto, como pronto se acabó también el que cerraba plaza. El lote más desagradecido le correspondió a Daniel Luque: ninguno dio facilidades, pese al esfuerzo que hizo el de Gerena. Quién diría que en esta corrida se lidiaban (2º y 6º) dos hermanos de padre del toro que José Tomás indultó en Nimes.
No ha triunfado, pero el recuerdo que ha dejado Manuel Jesús "El Cid" poco tiene que ver con el de anteriores ocasiones. Quizá sea que el torero que cuajó en su primer tarde madrileña lo ha vuelto a centrar. Poco pudo hacer con el que abrió plaza, reservón y sin recorrido. Pero, en cambio, le hizo frente al 4º con firme decisión. Un toro que galopaba guapamente, sin embargo para poder meterlo en la muleta exigía primero que se le sometiera. Y eso hizo el de Salteras, con muletazos de mano muy baja y templados. Pero como bien se sabe en el toreo someter es quebrantar. Y eso lo acusó el toro ya a partir de la tercera serie, por eso la faena no pudo tomar mayores vuelos cuando se encontraba en su momento álgido. Una pena, porque el torero le estaba haciendo las cosas bien. Con el que cerraba plaza, que mató en lugar del herido Fandiño, la faena no pudo más que abocetarse, ante la escasa duración del toro.
Ni con el 3º ni con el que mató en segundo lugar –que por los cambios obligados salió como 5º– tenía posible Daniel Luque. Sobre todo con este último, que reponía de continuo, se hacia imposible ligar los muletazos, que se recetaban de uno en uno. Si primero careció de ese minimo de recorrido necesario para hacer el toreo.
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