«Paquirri» y Cayetano, dos perfiles muy distintos

por | 14 Oct 2012 | Reportajes

Hijos y nietos de torero, sin embargo presentan dos perfiles y dos historiales completamente diferenciados en los ruedos.  Francisco se fraguo como torero desde su primera juventud; Cayetano empezó cuando su hermano llevaba años como matador de toros. Y en los ruedos han seguido línea muy diferenciadas: el  mayor, más en consonancia con su ascendencia paquirrista; el menor, más el los aires rondeño.

Una carrera a la antigua

Nacido en Madrid en 1974, el nuevo “Paquirri” lleva el toreo en la sangre porque para eso es hijo de Francisco Rivera “Paquirri” y nieto de Antonio Ordóñez. Este alto linaje taurino rodeó de una inusitada expectación los primeros pasos. Cuando Rivera Ordóñez decidió seguir la estela de su saga torera  llamó y mucho la atención al mundo taurino, desde su debut sin picadores en Ronda el 7 de agosto de 1991. Esa tarde, a plaza llena, aquel joven becerrista comenzó a mostrar sus razones en el ruedo y a justificar la expectación creada.

También Ronda le vio debutar con picadores el 21 de mayo de 1992. Su presencia en plazas y ferias de responsabilidad –entre ellas Sevilla y Madrid- le coloca ante los ojos y el juicio de la afición y la crítica, que quieren ver en él cosas de su padre o de su abuelo, sin apreciar todavía que estaban ante un torero distinto. Esto empieza a suceder tras su alternativa, la  tarde del 23 de abril de 1995 en la Maestranza, en la que nació un torero nuevo ante toros de Torrestrella.

Tres días después de nuevo triunfó ante el toro de Sánchez Ybargüen, al que cortó las dos orejas en la Maestranza. Su capacidad, su raza, su valor, su poder, la verdad y profundidad de su toreo, sin artificios, sin concesiones a la galería, le llevan a conseguir las cotas más altas a las que un torero puede aspirar.

Son unos éxito que le echan a las espaldas una gran responsabilidad a las primeras de cambio, a lo mejor sin poseer todavía el oficio suficiente para estar en la cima y medirse con quienes en ese momento la ocupan. Rivera Ordóñez suple la inexperiencia con una raza que cautiva al público y en sus dos primeras campañas como matador se muestra intratable. La frescura y la verdad de su toreo movilizan a la afición, que añora la presencia de toreros capaces de darlo todo en el ruedo.

El 23 de mayo de 1996 llega la confirmación en Madrid con los dos toreros que rivalizan por empuñar el cetro de la fiesta, Joselito y Enrique Ponce. En los chiqueros, una corrida de Samuel Flores. Rivera responde de nuevo con raza, y esta vez con un profundo toreo al natural, al vacío que intentan hacerle sus compañeros de cartel durante un tercio de quites. Lejos de ser anulado, se gana el respeto de Madrid y da una vuelta a ruedo esa tarde. La oreja que corta días después en esa misma plaza a un toro de Los Bayones le coloca en el cartel de moda esa temporada- que bautizan como el de “Los tres tenores”: Joselito, Ponce y Rivera-, en la que demuestra un alto rendimiento y una regularidad sorprendente en un matador de tan corto bagaje. Hasta 101 tardes torea ese año.

En 1997 mantiene el tono, aunque la espada le priva de más y mayores triunfos, entre ellos una  Puerta del Príncipe en Sevilla que rozó con la yema de los dedos. Pero no se le resisten plazas como Valencia, Zaragoza, Málaga, donde corta cinco orejas en dos tardes, Barcelona, Jerez, Toledo ,Bilbao, Murcia, Coruña.

Una lesión de ligamentos le obliga a cortar la temporada y 1998 no es un año fácil pese a estabilizarse en torno a las 90 corridas. Con todo, Rivera no declina en su empeño de estar arriba y, pese a malos lotes y continuos pinchazos, torea muy bien a un ejemplar de Manolo González en Sevilla y en Pamplona, donde corta dos orejas a un toro del Marqués de Domecq. De muchas de estas ferias es proclamado triunfador.

Ni las lesiones ni la irrupción de nuevos nombres y figuras merman su cartel. Rivera sigue en primera línea hasta nuestros días, su nombre es todavía pieza clave en las principales ferias, aunque a partir del año 2000 acortara su número de actuaciones, más preocupado de ordenar sus ideas como torero y afinar si tauromaquia, en definitiva de buscar en su interior el toreo que más le llena. Sus formas se han depurado mucho en las últimas temporadas, en las que ha aparecido un Rivera más en Ordóñez, más estético más reposado, más profundo, una vez superadas tensiones y el agobio que conlleva la lucha por estar en lo más alto.

Francisco Rivera, ha seguido cosechando triunfos, entre ellos en Madrid (2001), toreando al natural un toro de Manolo González, su buen paso por ese mismo ciclo madrileño en 2002; en Sevilla, desorejando en la feria de abril de 2005 a un toro de Jandilla o en Córdoba en 2008, proclamándose triunfador de la feria. Cabe destacar sus importantes triunfos durante estos años en la Plaza de Toros de Ronda, donde en la edición de 2002, ejecutó un toreo suave y elegante, dando muestras de la calidad que atesora. La Corrida Goyesca de ese año confirma una nueva dimensión en el toreo de Rivera Ordóñez. Pocas veces el aficionado habrá asistido a una tarde con tantas connotaciones emotivas como aquella, con tanta carga histórica. El toreo de Rivera aquel 7 de septiembre fue un reencuentro generacional, un homenaje a los suyos. En  2008, Rivera Ordóñez, celebró su corrida número 1000, una cifra al alcance de pocos toreros, encerrándose con seis toros.

Rivera, recogió el testigo dejado por el Maestro y abuelo Antonio Ordóñez en la organización de la Corrida Goyesca, consiguiendo mantener el prestigio de esta corrida.

Una carrera breve y tardía

Por su parte,  Cayetano Rivera Ordóñez –nacido en Madrid en 1977–  es un caso atípico de la tauromaquia contemporánea. Sus antecedentes taurinos no afloran hasta que cumplió los 28 años, cuando para esas edades la mayoría de los profesionales ya han accedido a la alternativa.

cuanto es habitual entre los matadores de toros.

Su debut como novillero tiene lugar en Ronda  el 26 de mazo 2005, con loq ue abren dos años como novilleros con triunfos importantes, como el que obtuvo en Sevilla.

El 9 de septiembre de 2006 alcanza, también en Ronda, el grado de matador de toros, de manos de su hermano Francisco y  con toros de Zalduendo. El año siguiente se inicia con salidas a hombros en las plazas de Barcelona, de Valencia, de Málaga. Y el 4 junio de 2008, confirma du alternativa en Madrid, de manos de Morante de la Puebla, ante toros de Núñez del Cuvillo. Le cortó una oreja al sexto de la tarde.

Esta sucesión de triunfos le permitió tener un buen número de contratos a lo largo de las siguientes temporadas, trayectoria que se vio truncada en la presente temporada.

Al parar ahora, provisionalmente, en el oficio de los ruedos, Cayetano totaliza ya 250 corridas de toros, ha confirmado su doctorado en la México y ha tenido que remontar percances de gravedad. Entre ellos el que sufrió en Palencia en 2009.

Simultáneamente Cayetano ha tenido otras  inquietudes profesionales. Y así, ha sido modelo de Armani y es la imagen de un perfume de Loewe, además de su vínculo publicitario con Porcelanosa y de otras iniciativas en el mundo del arte, del cine, de la cultura en general.

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Taurología

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Portal de actualidad, análisis y documentación sobre el Arte del Toreo. Premio de Comunicación 2011 por la Asociación Taurina Parlamentaria; el Primer Premio Blogosur 2014, al mejor portal sobre fiestas en Sevilla, y en 2016 con el VII Premio "Juan Ramón Ibarretxe. Bilbao y los Toros".

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