Ha comenzado San Isidro, por fin. Y lo ha hecho con peor entrada de la que nos gustaría y mejor de lo esperado. Algo es.
Pero cuando lo mejor ocurre antes siquiera de que se abra la puerta de chiqueros por primera vez, es que la tarde no ha funcionado. Emocionante la ovación a Fortes al romper el paseíllo, su primero en Madrid después del grave percance en el cuello. Y me diréis (admitidme el tuteo de aquí en adelante) que para qué resaltar lo no normal. Pues porque no lo es, aunque debiera. Hoy no ha hecho falta que un pequeño grupo de aficionados tire del resto, hoy ha sido generalizado desde el comienzo, y cosas como ésta cada vez se ven menos. Luego, sin embargo, se saca a saludar a un torero que vuelve después de unos años de ausencia por voluntad propia. Las cosas.
Luego la tarde salió como el tiempo, frío y desagradable, con desastre ganadero para empezar, como es tradición. Cambian las ganaderías pero el resultado no. Sólo el 4º tuvo 3 tandas y media, que se las sacó de la nada porque no lo apuntó en ningún momento. Con esa lidia era difícil, por otra parte.
Y este sábado, un día para llevar a los chavales y hacer afición, caballos.
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