Otra tarde torista sin argumento

por | 5 Jun 2018 | Temporada 2018

MADRID. Vigésima novena corrida de la Feria. Más de media plaza: 15.528 espectadores (65,7% del aforo). Toros de José Escolar,  mal y desigualmente presentados y de poco juego. Rafael Rubio “Rafaelillo” (de nazareno y oro), silencio y silencio. Fernando Robleño (de grana y azabache) ovación tras un aviso y silencio. Luís Bolívar (de azul noche y oro),  silencio y palmas tras un aviso.

 

La versión albaserrada que cría don José Escolar no acabó de romper, en esta vigésimo novena del abono, y la tarde transcurrió sin especiales cosas reseñables, salvo algunas fase de Luís Bolívar, que volvió acreditar su buen momento. En suma, una tarde de tantas; eso sí, con mejor entrada que el pasado lunes.

 

La corrida de Escolar vino a Madrid con demasiadas desigualdades en su presentación, en la que se entremezclaban algunos impropios de de esta plaza con el serio ejemplar que cerró la función, o antes con el 4º. No lució precisamente ante el caballo y para el torero la mayoría tuvieron la incomodidad insalvable de la sosería. Y así, gazapeó mucho el 1º: tuvo nobleza el 2º, aunque no terminaba de salir de los engaños; siempre acometiendo con arreones, el 3º; sin humillar y con poco recorrido, el 4º; midiendo en todo momento al torero el 5º; y con un excelente pitón izquierdo el 6º, aunque se apagó pronto. 

 

Con semejantes condiciones, “Rafaelillo” cumplió en su lote. El inicio templado por abajo que instrumentó a su primero, dio paso a unos muletazos de buen trazo. Sin embargo conforme avanzaba el trasteo avanzaba también el gazapeo del albaserrada, que para colmo se orientó pronto. Frente al serio 4º,  de escasa condición, poco más que lidiarlo aseadamente

 

Tampoco Fernando Robleño tuvo más suerte el sorteo. Su primero permitía algunas alegrías, porque se desplazaba con la nobleza y humillación. El torero acertó a dejar un par de tandas de naturales muy solventes, incluso con un buen sentido estético, que además llegaron al tendido. Pero no midió bien los tiempos y al final se complica la situación a la hora de matar.  La brusquedad del 5º tan sólo permitía que Robleño explicitara su entrega frente a los arreones de su enemigo.

 

Lo más redondo de la tarde corrió a cargo de Luis Bolívar en el que cerraba la función, con tres series de naturales con mucha verdad: enganchándolo por delante y llevándolo hasta donde le daba el brazo. Pero cuando trató de pasarlo sobre la derecha, el animal había perdido todo el carbón. Lo malo es que luego no acertó con los aceros y todo quedó en una cálida ovación.  En su primer turno, con un albaserradaque abundaba en sosería, ya había acreditaba su buen manejo de la mano izquierda, pero la faena no llegó a prender. Perp el Bolívar de 2018 tiene mucho que decir, a poco que le acompañe la suerte.

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Taurología

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