Como es bien sabido, en la vida de don José Ortega y Gasset los toros tuvieron una presencia constante. Pero en su vida intelectual también los toros fueron determinantes. Ya en su infancia quiso elaborar su primer trabajo sobre la Tauromaquia, que no llegó elaborar. Pero a partir de ahí, mantuvo una estrecha relación con lo que la Fiesta es y representa. Taurologia.com retomó este tema el pasado mes de mayo, gracias a un estudio de especial interés del profesor González Alcázar, publicado bajo el título “Paquiro o de las corridas de toros”.
Entre los papeles de trabajo del filósofo, que se custodian en el Archivo de la Fundación José Ortega y Gasset-Gregorio Marañón, de Madrid, los investigadores Felipe González Alcázar y María Isabel Ferreiro Lavedán han continuado estudiando el contenido de una carpeta titulada «Toros». Fruto de esta investigación es el trabajo que hoy publicamos, que constituye la segunda parte del ya referido ensayo.
De esta forma se completa el estudio acerca de los papeles inéditos de Ortega que ser conservan. Como ya ocurría en la primera parte, además de una aportación cultural notable, supone esto una confirmación del interés apasionado del filósofo por la Fiesta. Y un argumento valioso más —entre los innumerables que existen— a favor de la trascendencia cultural de la Tauromaquia: algo especialmente oportuno en momentos en los que, desde la política sectaria o la simple ignorancia, tantos la combaten.
Es muy conocida la afición de Don José Ortega y Gasset a los toros. Desde muy joven el ambiente taurino le era familiar y a lo largo de su vida, los toros fueron una presencia constante, tanto en su vertiente más cultural –por ejemplo, con el maestro Zuloaga— como a través de su amistad con toreros en activo, especialmente Domingo Ortega y Juan Belmonte.. Pero también en su vida intelectual los toros ocuparon un lugar destacado, como se comprueba en estos papeles inéditos.
Si en la primera entrega, el trabajo se centraba básicamente en un análisis de la obre tauromaquia titulado “Paquiro”, que no llegó a publicarse, en esta segunda parte Dentro de su diversidad, estas notas muestran cómo el interés reiterado del filósofo por el tema taurino le lleva, en diferentes momentos de su vida, a ocuparse de él y a consultar las principales fuentes. Entre estas notas, llama la atención como Ortega establece once generaciones de toreros a la hora de explicar la evolución de la tauromaquia desde Zaracondegui en 1687 hasta fines del siglo XIX, en 1891, momento en que su padre, Ortega Munilla, le empezó a llevar de niño a ver las corridas de Lagartijo y Frascuelo.
Junto a estos contenidos, otros documentos se refieren a la preparación de los textos “Enviando a Domingo Ortega el retrato del primer toro” (VI, 593-597) y “Goya y lo popular” (VI, 755-769), de 1950. También se conservan en estas carpetas notas con apuntes a raíz de la lectura de los libros de Daza (1778), Velázquez y Sánchez (1868) y el Conde de las Navas (1899), que dan muestra de la investigación que llevaba a cabo sobre la temática taurina, en vistas a su proyecto de libro acerca de Paquiro.
Se trata, según sus editores, de una voluminosa carpeta, que contiene seis subcarpetas; en total, más de cien notas: la mayoría, como los títulos y subtítulos, manuscritas por Ortega. Son textos que, hasta ahora, eran absolutamente inéditos y desconocidos, de los que ofrecemos aquí una muestra. Están ordenadas estas notas por temas, no por cronología: el interés de Ortega por la Tauromaquia y su intención de escribir un tratado sobre ella persisten a lo largo de toda su vida.
Como escriben los profesores González Alcazar y Ferreiro Lavedán, “es curioso, pues, el interés sostenido de Ortega a lo largo de los años, como muestran estas notas, por el mundo taurino: por sus orígenes, por dar sentido a la evolución del toreo aplicando su teoría de las generaciones; por la presencia e influencia de los toros en la vida española; por los cambios y con- tinuidades en aspectos particulares del arte tauromáquico, y por su acusada y metafórica estética, seleccionando textos reveladores de este valor, ya fuese plástico o poético. Muestra de esto último, de la riqueza de matices que apreciaba, valga este apunte que hace en una nota: “El Buñolero. Ejemplo de la pequeña cosa bien hecha: infinitud virtual de lo perfecto […] Allá lejos. El Buñolero… me acuerdo del grupo aéreo y coruscante que El Greco pintó sobre su plano de Toledo”
Dentro de su vertiente cultural, entendemos que la difusión de los trabajos taurinos de personalidades tan relevantes como es el profesor Ortega y Gasset, constituye hoy una importante colaboración en la defensa de los valores cultuales y artísticos de la Fiesta.. Por eso, Taurologia.com, que ha publicado con anterioridad diversos trabajos sobre la obra del gran pensador español, retoma hoy el nuevo ensayo de los profesores González Alcázar y Ferreiro Lavedán, que con tanto acierto ha sabido presentar la impronta que la Fiesta y su mundo tiene en Ortega y Gasset.
Pero al reproducir esta segunda parte del estudio de los papeles orteguianos, queremos agradecer a la Fundación José Ortega y Gasset-Gregorio Marañón la autorización que expresamente que nos han dado para poder hacerlo
►La primera parte de este estudio puede consultarse en: https://www.taurologia.com/presencia-de-la-fiesta-en-la-vida-y-en-la-obra-865.htm
0 comentarios