Origen, desarrollo y consolidación de la prensa taurina en México, del siglo XVI a nuestros días

por | 3 Dic 2014 | Ensayos

Remontándose al siglo XVI,  explica el Dr. Coello Ugalde  en este ensayo que “cronistas para menesteres taurinos, los ha habido desde tiempo inmemorial. Buenos y malos, regulares y peores. Recordamos aquí, a vuelo de pluma al mismísimo Capitán General Hernán Cortés, quien le envió recado a su majestad, en la Quinta Carta-Relación en 1526 de un suceso taurino ocurrido el día de San Juan”.

En impresos virreinales dados por perdidos hoy día aparecen y el de María de Estrada Medinilla, escrito en 1640: entre ellos figura uno particularmente curioso: se trata de la descripción de las Fiestas de toros, juego de cañas y alcancías, que celebró en la Ciudad de México el 27 de noviembre de 1640, en celebración de la llegada a la capital azteca de Don Diego López Pacheco, Marqués de Villena, Duque de Escalona, Virrey y Capitán General de esta Nueva España.

Luego, refiriéndose ya al siglo XVIII destaca Coello Ugalde obras como las de Francisco José de Isla, de 1701, o la de Cayetano Cabrera y Quintero, el Himeneo Celebrado, que dio a la luz en 1723, en ocasión de las Nupcias del Príncipe de las Asturias con la Princesa de Orleáns.

Según el historiador, es a partir de 1884 en que aparece el primer periódico taurino en México: El Arte de la Lidia, dirigido por Julio Bonilla, quien toma partido por el toreo “nacionalista”, puesto que Bonilla es nada menos que el representante del diestro Ponciano Díaz. Dicha publicación ejemplifica una crítica al toreo español que en esos momentos están abanderando diestros como José Machío; pero también por Luis Mazzantini, Diego Prieto, Ramón López o Saturnino Frutos.

Para el siglo XIX, plumas célebres como las de José Joaquín Fernández de Lizardi, Guillermo Prieto o Luis G. Inclán dedican parte de su obra al tema taurino. “Afortunadamente comenzaron –escribe Coello Ugalde– a aparecer en forma más periódica ciertas crónicas, como la que, para Heriberto Lanfranchi es la primera en términos más formales. Data de la corrida efectuada el jueves 23 de septiembre de 1852, y que apareció en El Orden Nº 50 del martes 28 de septiembre siguiente. Ello es una evidencia clara de que ya interesaba el toreo como espectáculo más organizado o más atractivo en cuanto forma de su representación.

En 1887, con la llegada de los españoles a México, comenzó lo que Coello Ugalde ha definido como la “recoquista vestida de luces”. “Ello significó la puesta en marcha de un proceso depurador en la tauromaquia mexicana (que era hasta entonces un híbrido a pie y a caballo), pues se impuso el toreo de a pie, a la usanza española en versión moderna. Ponciano, hizo suya esa manifestación, y al hacerlo se convirtió para muchos aficionados y seguidores en un auténtico “traidor””.

A todo este conjunto de datos, no puede faltar una pieza importante, alma fundamental de aquel movimiento, que se concentró en un solo núcleo: el centro taurino “Espada Pedro Romero”, consolidado hacia los últimos diez años del siglo XIX, gracias a la integración de varios de los más representativos elementos de aquella generación emanada de las tribunas periodísticas, y en las que no fungieron con ese oficio, puesto que se trataba -en todo caso- de aficionados que se formaron gracias a las lecturas de obras fundamentales como el “Sánchez de Neira”, o la de Leopoldo Vázquez. Es el caso de personajes de la talla de Eduardo Noriega, Carlos Cuesta Baquero, Pedro Pablo Rangel, Rafael Medina y Antonio Hoffmann, quienes, “en aquel cenáculo sumaron esfuerzos y proyectaron toda la enseñanza taurina de la época. Su función esencial fue orientar a los aficionados indicándoles lo necesario que era el nuevo amanecer que se presentaba –insisto en la definición- con el arribo del toreo de a pie, a la usanza española en versión moderna, el cual desplazó cualquier vestigio o evidencia del toreo a la “mexicana”, reiterándoles esa necesidad a partir de los principios técnicos y estéticos que emanaban vigorosos de aquel nuevo capítulo, mismo que en pocos años se consolidó, siendo en consecuencia la estructura con la cual arribó el siglo XX en nuestro país”.

Y a partir de ahí, ele periodismo taurino se va enriqueciendo, entre otros elementos con su inclusión en publicaciones culturales, hasta completar un ensayo de particular interés, que el lector encontrará en al adjunto archivo en formato PDF.

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Taurología

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Portal de actualidad, análisis y documentación sobre el Arte del Toreo. Premio de Comunicación 2011 por la Asociación Taurina Parlamentaria; el Primer Premio Blogosur 2014, al mejor portal sobre fiestas en Sevilla, y en 2016 con el VII Premio "Juan Ramón Ibarretxe. Bilbao y los Toros".

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