Se confirmaron las previsiones. Y los afanes y/o necesidades recaudatorios llegaron a los ruedos, una subida del IVA en 3 puntos en el caso del IVA convencional y de 2 para el IVA reducido. Con este incremento la recaudación total crecerá en 7,75 millones de euros, si se realizan los cálculos de acuerdo con los datos de la temporada de 2011. De acuerdo con el proyecto del Gobierno, el IVA de las corridas de toros pasaría a ser del 21% y en los restantes festejos del 10%. A estas estimaciones se llegan siguiendo los estudios y estimaciones realizados por un experto, como el profesor Medina, profesor de Teoría Económica en la Universidad de Extremadura.
En una estimación con datos 2011, la recaudación total estimada en las taquillas durante esa temporada fue de 310 millones de euros, dividida a partes iguales entre corridas de toros y el resto de los espectáculos. A tenor de dichos datos, la recaudación por IVA fue de 40,3 millones de euros, de los cuales 27,9 millones correspondieron a las corridas de toros –con un IVA del 18%– y los 12,4 millones restantes a los demás espectáculos –con un IVA del 8%–.
Si sobre esta misma base se recalcula lo que supondría con la anunciada subida de 3 y 2 puntos en cada tipo IVA correspondiente, hacienda incrementaría sus ingresos por este concepto hasta los 48,05 millones de euros, lo que supone 7,75 millones más que con el vigente régimen de IVA.
En esta hipótesis, en el caso de las corridas de toros la recaudación habría sido de entorno a 32,55 millones, en tanto los restantes espectáculos habrían aportado al erario público 15,5 millones.
¿Pueden ser absorbibles por el negocio taurino?
De acuerdo con estos cálculos, una entrada de un tendido de sombra para los Sanfermines, por ejemplo, que en estos días viene costando 66 euros, se incrementaría en algo más de 2 euros. Pero no es menos cierto que cuando un incremento de esa dimensión se multiplica por el número de localidades que tiene la Monumental navarra, supone una mayor recaudación de por encima de los 25.000 euros por tarde, que son ya palabras mayores.
Siguiendo lo que están haciendo no pocas empresas, sobre todo las distribuidoras de gran consumo, ¿puede el organizador taurino absorber en su totalidad esa sobreprecio que supondría el nuevo IVA, para así no perder espectadores que pasen por taquilla?
En casos como el de Pamplona, o en otro sentido el de Madrid, con beneficios asegurados de antemano, es evidente que absorber esos incrementos suponen un esfuerzo importante, pero no tanto como para meterlos en pérdidas; simplemente, reducirían los beneficios.
Sin embargo, en otras plazas que vienen siendo deficitarias –que son muchas–, la situación sería mucho más compleja. De un lado, porque al empresario no se le puede pedir que asuma en solitario esta sobrecarga fiscal. Sobre todo si, además, se tiene en cuenta que también otros elementos sustanciales del espectáculo –la compra de toros o la contratación de toreros– también se verían afectado por este plus fiscal. Tendría que ser algo en el que debería ser compartido con todos los agentes que intervienen en un espectáculo.
Incluso se podría pensar en una división de este incremento, de forma una de esa subida se repercuta en el precio de las entradas y la otra sea absorbida por los responsables del espectáculo.
Todo dependerá, en el fondo, de acertar en una estimación que se impone: ¿en qué medida los mayores costes fiscales van a detraer publico de las taquillas? Y estimado este dato, valorar que conviene más: perder espectadores, o reajustar los beneficios.
Pero a la hora de realizar estas valoraciones, que resultan cruciales para los empresariales, habrá que tener en cuenta que para el aficionado el incremento del IVA también le afecta en todos los demás gastos colaterales que le supone la asistencia a una corrida. En unos casos, será tan sólo el transporte; en otros, cuando obliguen a desplazamientos mayores, el impacto es mucho mayor: hoteles, restaurantes, etc. Y tofo ello acaban condicionando a la hora de decidir si se realiza el gasto taurino o no.
Pero no podemos olvidar, en fin, un caso muy especial: lo que este incremento de la presión fiscal representa para la llamada “fiesta de base”, la que sobrevive con dificultades en miles de pueblos de orden menor. En estos casos, cuya economía ya estaba muy dañada, el nuevo incremento resulta de especial importancia. Tanta como para que las Corporaciones locales sean sensibles a esta realidad a la hora de establecer las condiciones de acuerdo con las empresas taurinas.
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