Ni todo lo bueno está por venir, ni dejamos atrás todo lo malo

por | 27 Sep 2016 | La opinión

A falta del ultimo trámite administrativo, ya se ha bajado la persiana del tema del año: el concurso de Las Ventas. Al final, la plaza la gestionará quien más confianza tiene en el futuro y, en tiempos como los actuales, decide invertir, que es lo que hoy se necesita. Gestionar los malos tiempos sirve para capear el temporal; apostar por alcanzar unos tiempos nuevos tiene riesgos pero también permite abrir un capítulo de esperanzas.

Es lo que ha hecho ahora Simón Casas, y sus socios de Nautalia Viajes, a la hora de diseñar su oferta ganadora para alcanzar la gestión de Las Ventas. En vez de ajustar sus cuentas a esa pérdida de casi 5.000 abonados,  las han confeccionado pensando en la forma de recuperar a esos que abandonaron el tendido y así cuadrar unas nuevas. Y no es precisamente mal criterio. En los toros y en cualquier otra actividad empresarial, cuando se vive pensando exclusivamente en la forma de reducir los costes, por lo general se abandona el propósito de incrementar los ingresos; el resultado final de esta estrategia suelen ser unas cuentas aún peores que las que quieren enmendar.

En coyunturas de esta naturaleza no quedan más que dos caminos: o se amarra uno a la realidad del presente, que está siendo decadente, o se reinventa una gestión diferente, más imaginativa y más sugerente para la clientela potencial, no sólo para los que ya son fijos.  A tenor de los números, a la primera fórmula se agarraron los responsables del tándem Taurodelta-Bailleres, con una oferta que cargaba las tintas sobre la realidad difícil de pasado y de presente; Casas y sus socios optaron por arriesgarse a construir un futuro diferente. Si lo logran, se coronan; pero si no lo consiguen, se arruinan. Ni más ni menos que cualquier otra actividad de negocio.

Aunque es igualmente legítima la posición contraria, bienvenida sea la apuesta que ha hecho Simón Casas. Innovar suele ser bueno, sobre todo cuando un sector no anda en su mejor momento. Se dirá que tiene riesgos, desde luego; pero no menos que su opción opuesta. Y así, por ejemplo, si lo que andan flaqueando son los ingresos por taquilla, cabe pensar que no es momento para rebajar los precios de la localidades. Sin embargo, por ahí nunca salieron las cuentas. Cuando se ha comprobado que los precios están fuera de las posibilidades del mercado, lo que procede es situarlos al alcance de todos para atraer a nuevos clientes. Es la opción que maneja el Grupo de Casas, hoy convertido en un imperio taurino.

Alguno se preguntará si la nueva empresa de Madrid va a tener la infraestructura necesaria para atender una plaza tan compleja como Las Ventas. Al margen de que no es nuevo en este oficio, con la que cuenta Casas no es ni mayor ni menor que la que tenía en su día Taurodelta cuando comenzó su gestión. Sólo necesita asentar la nueva gestión dentro del complejo mundo de plazas relevantes que ya dirigen, para que no se provoquen disfunciones. Pero las estructuras empresariales casi nunca son el problema: se crean, se amplían, se adaptan, en fin, al trabajo que se va a desarrollar. Aquí no hay varita mágica que valga.

Pero que la llegada de Simón Casas a Las Ventas nos suscite esperanza de futuro, no por ello cabe pensar que ahora se deja atrás todo lo malo de la historia. Se podrán discutir algunas circunstancias, como aquellas con las que llegaron hace doce años a esta plaza en alianza –que acabó de manera dantesca– con Fidel San Román; pero la gestión de Taurodelta se ha mantenido luego en unos planos dignos. De hecho, hay cosas que aprender de lo que los Martínez Uranga han trabajado por Madrid, aunque como en toda actividad haya aspectos que gusten más o gusten menos, unos que mejor olvidar y otros que sean imitables.

Por eso, resulta un tanto frívolo pensar que ahora enterramos un cúmulo de errores en aras de una primavera esplendorosa. Aguafuertes de esta naturaleza casi nunca se dan, salvo en situaciones catastróficas, que no es el caso. Lo que dejamos atrás es un modelo de gestión, con sus luces y sus sombras, construido casi siempre sobre el principio de la buena voluntad. Por delante nos espera algo hasta cierto punto desconocido –aunque en el mundo del toro casi todo esté inventado–, pero que pinta bien. Ni todo lo anterior fue malo, ni ahora todo será de color de rosas.

Lo que de verdad resulta relevante es que los nuevos que llegan aporten con acierto lo que la Tauromaquia en este siglo XXI necesita. Lo demás no dejaran de ser simples conversaciones de salón.

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Taurología

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Portal de actualidad, análisis y documentación sobre el Arte del Toreo. Premio de Comunicación 2011 por la Asociación Taurina Parlamentaria; el Primer Premio Blogosur 2014, al mejor portal sobre fiestas en Sevilla, y en 2016 con el VII Premio "Juan Ramón Ibarretxe. Bilbao y los Toros".

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