Mucho más que el Plan posible: el Plan necesario

por | 19 Dic 2013 | Punto de vista

Inscribiría su nombre en el libro Guinness de los records el Plan Nacional de Fomento y Protección de la Tauromaquia si a partir de su aprobación todo el amplio y complejo –para mayor complicación, público y privado– planeta de los toros declarara al unísono su aprobación, y no digamos ya su entusiasmo y su propósito de ponerse a trabajar.  No es que resulte del todo previsible que en una reseña taurina se hiciera constar eso de “división de opiniones”, o lo de “pitos y palmas”; es que ante un trabajo tan amplio y tan detallado de seguro más de uno aducirá que “lo suyo” no se ha tenido en cuenta.

Pero quien lea sin prejuicios el Plan que este jueves 19 de diciembre de 2013 ha sido aprobado llegará a la conclusión que se trata de la propuesta protaurina más relevante de cuantas se han hecho por parte de las Administraciones Públicas  a lo largo de los años. Nunca hasta ahora se había planteado un programa de actuaciones tan ambicioso y coherente, con tanta vocación de ir hasta el fondo de los problemas que tenemos sobre la mesa. No se trata de un parche ocasional para solventar un hecho episódico; por el contrario se trata de verdadero “libro blanco” que es a la vez programático y práctico.

El ministro Wert será en otras materias todo lo polémico que cada cual le quiera adjudicar. Pero debe reconocerse que, además de cumplir el compromiso que adquirió al tomar posesión –con lo infrecuente que es semejante cumplimiento por parte de los políticos–,  se ha fajado sin rodeos apostando por la Tauromaquia. El trabajo de su equipo de colaboradores, capitaneado por su subsecretario Fernando Benzo, ha hecho los deberes con excelente nota. El resultado final se concreta ahora en 52 densas páginas, que si entre todos no conseguimos llevar a la práctica estaríamos perdiendo la mejor oportunidad que la Tauromaquia ha tenido para consolidarse como hecho cultural, pero también como una importante actividad socioeconómica.

¿El Plan llega hasta donde debería ir?, ¿se queda corto?, ¿es pura teoría llamada a diluirse en la nada? Cualquiera de estas tres preguntas, que quizás sean las más esenciales, se contestan leyendo con detenimiento su contenido. Bajo nuestro criterio, el Plan constituye la herramienta que hoy era necesaria y que en las actuales circunstancias era posible proponer. Resulta realistamente ambicioso en sus objetivos y está preñado de sentido común en las soluciones que propone.

Si nos paramos en cada uno de sus 20 Programas de Trabajo, observamos que tras sus escuetos enunciados se localizan otros tantos problemas que bien podría calificarse de estructurales. Y de su conjunto se deduce una propuesta globalizadora para que el amplísimo concepto que se encierra tras el término Tauromaquia suba muchos escalones de progreso, de normalización y de desarrollo futuro. Pero, además, frente a ese paradigmático argumento de “que es de lo mío”, quien lo analice con la mente despierta descubre que también eso suyo cabe.

El acierto primero que ha tenido este Plan radica a nuestro juicio en su proceso de elaboración. No se trata de una propuesta nacida desde arriba; por el contrario, es el fruto de un trabajo nacido desde abajo, en el que los responsables de los sectores taurinos han estado a la altura de lo que era necesario. Algún día deberían publicarse todos los trabajos e iniciativas sectoriales que se han ido elaborando en los últimos meses; se comprobaría así de lo que es capaz el mundo taurino cuando se le brinda la oportunidad de tomar la palabra.

Pero aprobado el Plan, de inmediato nacen por parto natural tres interrogantes, tres cuestiones de esas que en periodismo constituye su verdadero núcleo duro: cuándo, quién y cómo se llevan a la práctica todas estas propuestas. En los tres casos, nuestro criterio es que el Plan llega hasta donde debe llegar; lo demás dependerá del grado de compromiso que los responsables taurinos –públicos y privados– quieran asumir.

En sentido, a nadie se le escapa que poner en práctica todo el programa de trabajo propuesto exige un esfuerzo en medios humanos y económicos. Como hay que ser plenamente realista que hoy el ministro Montoro no va a abrir para nosotros la caja del erario público, todos deberán echarle imaginación y compromiso para resolver este escollo. Una cosa es segura: soluciones hay, y están ya todas inventadas, para que sea eficaz una colaboración público-privada en esta materia. Desde programas que en las Administraciones Públicas ya tienen en sus Presupuestos, hasta las fórmulas de patrocinios y colaboraciones privadas.

No es precisamente marginal remarcar en este punto que, en la medida que son los beneficiarios directos del Plan,  corresponde en primer termino a la generalidad de los sectores taurinos arrimar el hombro en esta materia. Es una mera hipótesis, pero que cómo ejemplo sirve:  ¿cuánto podríamos aportar entre todos si de cada entrada que se vende para un espectáculo taurino se destinara 1 euro para financiar el Plan?

Pero si se trata de alcanzar una solución satisfactoria en esta materia del “cómo”, de manera natural nos lleva a esa segunda cuestión: sólo desde el compromiso y  la convicción de todos resulta posible unir al carro taurino a otros sectores que pueden y deben comprometerse en algo que forma parte de nuestro patrimonio cultural común. A ello hay que dedicarse en estos momentos, con imaginación y con empeño.

Si miramos hacia el horizonte temporal, hacia ese “cuándo”, resulta evidente que lo que se nos propone se mueve en el contexto del corto y medio plazo. Hay aspectos cuya implementación puede realizarse en un breve plazo; otras en cambio, por su propia naturaleza, exigen trabajar con la vista puesta más allá. Pero tanto unas como otras tienen un elemento común: exigen un trabajo continuado y sin paréntesis, sabiendo que estamos construyendo un nuevo e importante edificio común que acoja a la globalidad de la Tauromaquia.

No menos evidente nos parece la respuesta a ese “quién”: todos, individual y colectivamente. Nadie debiera sentirse ajeno a esta responsabilidad: desde las grandes empresas hasta el último aficionado. Cada cuál en su medida y en sus circunstancias puede y debe aportar su esfuerzo para que el Plan sea una realidad. No es hoy el momento de pedir que todo nos lo den ya cocinado y puesto en la mesa. En estos fogones caben todos; más: se necesita de todos, si realmente tenemos la vocación común de situar a la Tauromaquia en el lugar que le corresponde.

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Taurología

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Portal de actualidad, análisis y documentación sobre el Arte del Toreo. Premio de Comunicación 2011 por la Asociación Taurina Parlamentaria; el Primer Premio Blogosur 2014, al mejor portal sobre fiestas en Sevilla, y en 2016 con el VII Premio "Juan Ramón Ibarretxe. Bilbao y los Toros".

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