Hasta ahora el documental sobre Morante solo ha podido ser visto en Sevilla, con ocasión de su estreno en su Festival de Cine Europeo. Por eso, para valorar la realidad de este intento cinematográfico hay que acudir a la prensa sevillana. Esto es lo que se puede leer.
Oportunidad perdida
Con el título de “Oportunidad perdida”, el critico de El Correo de Andalucia, Álvaro R. Del Moral, opina en estos términos sobre el documental: “El documental que pretendía diseccionar la intimidad torera y humana de Morante de la Puebla no terminó de convencer. La proyección de Morarte en el transcurso del Festival de cine de Sevilla había sido anunciada a bombo y platillo y, a priori, gozaba de la máxima expectación. Pero los planos fueron sucediéndose sin que lograran apurar todos los resortes que brindaba el acercamiento a un artista irrepetible y cargado de registros. La cámara no pasaba de la cáscara del torero dejando la sensación de que siempre era posible un paso más y el proyecto siempre se quedaba en el umbral de una puerta ancha y cargada de posibilidades visuales y narrativas. Más allá de la tonelada de inmensos vegueros trasegados por el diestro de La Puebla durante la película nos quedamos con las ganas de ahondar en esa particular filosofía del arte, la estética y la naturalidad que alumbra su toreo y lo convierten en un teórico de altura. Otra vez será. O no”.
Antes, a la hora de dar cuenta del estreno, en la gala específicamente taurina del Sevilla Festival de Cine Europeo, este diario sevillano señalaba:
“Del toro al torero entendidos como las dos caras de una misma moneda. Así se plantea este documental que busca su título en la síntesis de dos palabras: Amor y Arte. Así nos encontramos con Morarte, la historia de un encuentro que recorre las esquinas ocultas de un torero inimitable; de su entorno, sus fieles y sus miedos. El proyecto cinematográfico nos invita a un nomadeo que parte de las orillas del Guadalquivir y se cierra con la muerte inexorable de un toro en una plaza, ya clausurada, como es la Monumental de Barcelona.
Los entrenamientos, la cría del toro bravo en la dehesa de Núñez del Cuvillo, la presencia de los hombres de la cuadrilla, de sus familiares, de sus paisanos y el telón de fondo de las marismas del Guadalquivir prestan la tramoya de este retablo de breves fogonazos que abre muchas puertas a los interiores del toreo pero que no siempre consigue apurar todos los resortes narrativos y las posibilidades dramáticas que presta la fuerte personalidad, la compleja y rica alma de artista del diestro sevillano. Eso sí, la cinta esboza un rico aguafuerte de la niñez del torero, de su génesis y el desenfadado testimonio de su madre dibuja el niño que fue. Pero en el fondo se pretende trazar un viaje paralelo entre los destinos del toro y el torero, enhebrándolos en la presencia intermitente del bailaor que condensa fatalmente ambas figuras. Sí hay que poner un pero: siempre queda la sensación de que se ha podido apurar un poco más, de que queremos conocer mucho más del planeta remoto en el que habita Morante de la Puebla.
La arriesgada fórmula, que sucede a otros proyectos incluidos en la ya habitual Tarde de Toros como los documentales protagonizados por El Fandi y la memoria de Ignacio Sánchez Mejías, ha sido dirigida por el realizador Ander Luque, que también firma el guión y la música de un proyecto que llevará este trozo del mundo del toro por numerosos festivales cinematográficos de toda la geografía mundial en un momento crucial para la imagen de la Tauromaquia, una disciplina artística pendiente de blindar, proteger y potenciar”.
Pinchó en hueso
Por su parte, Fernando Carrasco, redactor taurino de la edición sevillana de ABC, no era menos tajante al afirmar ya desde el título de su crónica: “Morarte, un estreno que pincha en hueso”.
Luego, en el cuerdo de su crónica, puede leerse:
“El mundo del toro suele, casi siempre, no tener un fácil tratamiento en el celuloide, ya sea en películas como en documentales. De las primeras, se salvan muy pocas, caso de «Sangre y Arena», de Fred Niblo, y la genial «Currito de la Cruz» de Luis Lucía y protagonizada por el recordado Pepín Martín Vázquez. Empero, en el campo de los documentales, ha habido algunos que han intentado acercarse de manera fiel a lo que es tan complicado mundo, sobre todo sin caer en el tópico, algo realmente difícil, máxime si se busca exportar la cinta a países donde el toreo se ve y contempla de otra forma.
(….) Es José Antonio Morante de la Puebla el hilo conductor de este documental en el que el director catalán Ander Duque intenta, a través de reflexiones del propio torero, dar una visión del encuentro entre éste y el toro.
Pero Duque pincha en hueso al utilizar argumentos demasiado manidos como las declaraciones de seguidores del torero —se salva la de la madre del torero, que en tres pinceladas lo borda—, música previsible —entre el flamenco y el pasodoble— y la forma de contar la historia, enrevesada, que termina en la plaza, en ese encuentro entre toro y torero que, para colmo, es de otra ganadería distinta a la de Núñez del Cuvillo que, en teoría, era a la que se debía enfrentar Morante. Eso sí, algunas de las reflexiones del de La Puebla, como siempre, no tienen desperdicio. Él mismo precisaba, a la salida de la proyección, que se sentía satisfecho del resultado y que esto, en definitiva, «es algo bueno para la Fiesta”.
El tirón del torero
En Diario de Sevilla, Ch. Ramos y P. Godino dieron cuenta del estreno en los siguientes términos:
“El gran protagonista de la jornada fue un artista hermético y singular, que fuma habanos y al que le gusta "mucho" el silencio y que no le hablen cuando está en el ruedo. Morante de la Puebla, el gran referente actual del estilo sevillano, acudió ayer junto a su esposa a la presentación del documental que Ander Duque ha dedicado a su trayectoria, Morarte. Historia de un encuentro, y recibió la ovación más cálida del certamen. Nada pesó que la proyección de la cinta tuvo lugar a una hora tan taurina pero tan poco cinéfila como las cinco de la tarde. No cabía un alfiler en la platea del Lope de Vega y los aficionados apoyaron con repetidos "oles" a ese artista "tan singular como Curro Romero y Paula", afirma el largometraje, al que por momentos parece "que se le ha metido en el cuerpo el propio Belmonte", según dice otro protagonista.
Morante de la Puebla asegura en esta cinta que "nací torero. Es algo tan mío que no sé explicarlo". Le vemos vestirse el traje de luces, hablar con su madre, demostrar por qué es el número uno con el capote… Y, sin embargo, su misterio permanece en todo momento intacto. Ander Duque ha querido en su película ahondar en el entorno que rodea al heredero bohemio de la vertiente más clásica del toreo y en el significado de la Fiesta, "favoreciéndola en estos momentos complejos", según señaló el director del festival, Javier Martín-Domínguez. El tirón que despierta el solo nombre de Morante ha hecho que demanden ya desde Francia, Japón y California esta película, cuya tesis es "que tras siglos de lucha el toro y el torero han forjado caracteres similares, son almas gemelas frente al duelo", declaró en una carta leída por su productor el director, que no pudo acudir al estreno pero quiso subrayar "mi admiración por la filosofía vital de Morante y por su calidad como artista" y dejar patente su gratitud "a Antonio Vázquez por compartir este momento".
Morarte, un documental muy especial
Por su arte, Carlos Crivell, en su siempre interesante blog “sevillatoro” vio así el acontecimiento cinemtográfico:
“El documental es original, tendrá mucho éxito entre quienes estén ávidos de acercarse al mundo de los toros sin unos niveles de conocimiento muy altos, al tiempo que puede defraudar a los más entendidos.
Es la historia del encuentro entre el toro y el torero. El toro tiene un especial protagonismo en la figura del bailarín José Galán. Morante habla, poco ciertamente, para dejar la frase cumbre de “con quien estoy mejor es conmigo”. El encuentro finaliza en la plaza de Barcelona con la lidia de un toro de Cuvillo y el triunfo del diestro.
Si se acercan a "Morarte" con la idea de ver torear a Morante, o de conocer a Morante como torero, o incluso como persona, perderán el tiempo. Los fanáticos del diestro se sentirán recompensados. Los amantes del toreo en sentido amplio, sin filias exageradas, se sentirán defraudados. Es posible que en el material filmado haya imágenes de mayor entidad torera, pero es evidente que a Ander Duque no le preocupaba el taurino, lo que quería era darles protagonismo a un torero diferente y al toro. A su forma, con un estilo basado en planos muy cercanos, lo ha conseguido. Sobran en la película los trovadores del pueblo abusando de frases comunes sobre la grandiosidad del torero. Y tanto sobran que Morante dice luego que le cansan los aduladores. Habla de sus miedos y del silencio. Se fuma unos cuantos puros y bebe agua de un botijo. Expresa el torero con nitidez la derrota corporal tras una faena excelsa. En ese sentido, algunos pasajes están plenamente logrados.
Sin embargo, tanto la idea como el resultado pueden ser buenos para la promoción de la Fiesta, sobre todos en paises exóticos como Japón incluso en algunos de Europa. Morarte se expondrá en aquellas localidades que lo soliciten y que sean capaces de reunir un número de espectadores que sufraguen los gastos, pero de momento ninguna televisión pública la ha comprado. Tampoco saldrá a la venta. Al final de la proyección, Morante se excusó: “Es que está grabada hace dos años, pero bueno, hay algunas cosas que recogen como soy”. El documental será recibido con diversidad de opiniones. Así es si así os parece. Como idea, aprobado. Como resultado, según se mire”.
Tráiler oficial de la película
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