Morante, El Juli y Perera, por la Puerta Grande de La Tercera

por | 2 Sep 2012 | Temporada 2012

SAN SEBASTIAN DE LOS REYES (Madrid), 1 de septiembre de 2012. Casi lleno. Toros de Victoriano del Río, de muy pobre presentación y juego desigual. Morante de la Puebla (de verde esperanza y oro), pitos y dos orejas. Julián López “El Juli” (de marino y oro), dos orejas y ovación. Miguel A. Perera (de grosella y oro), una oreja y una oreja tras dos avisos. La terna salió a hombros por la puerta grande.

En los tiempos que corren, da gusto ver una plaza prácticamente llena. Desde luego, era un cartel de verdadero lujo. Pero en plazas incluso mas importantes con carteles similares hemos vistos medias entradas en numerosas ocasiones. Sin embargo, luego daba menos gusto la pobre presentación de la corrida de Victoriano del Río: una cosa es que se trate de una plaza de orden menor y otra esos novillotes que eran hasta una falta de respeto al público, que había ido –según rezaba el cartel anunciador– a una corrida de toros. Los que podrían bien pasar por padres de éstos han salido en Las Ventas durante las novilladas del verano. No se trata de que en La Tercera salga el toro de Bilbao, eso está claro; pero de ahí  a lo que vimos hay demasiado trecho, excesivo.

Luego tampoco el mix que envió don Victoriano –cuatro con su hierro y dos con el de Toros de Cortes (4º y 6º)– fue de coser y cantar. Su birujillo tuvo el que hizo 5º, al que El Juli tuvo que imponerse a base de esfuerzo no pequeño. En cambio, clase sacó el buen 4º. Y en medio cuatro que iban y venían sin clase ni fondo, exigiendo tener siempre la muleta en el hocico, porque en otro caso salían derechito a las tablas; unos con más bríos, como fue el 6º, y otros sin ton ni son, como ocurrió con los otros hermanos de camada.

Sentado lo anterior, que taurinamente no es “moco de pavo”, lo cierto es que echamos una tarde muy agradable en la Tercera, con excelente ambiente y buen orden en las peñas. Unos saldrían hablando de los cinco lances y las dos medias de Morante, otros del imán que tiene en su muleta “El Juli” y otros de la firmeza vertical de Perera. La cosa va en gustos, porque a los tres se le vieron cosas muy toreras, justamente con esa clase que no tenían los toros.

Como era esperable, vistas las condiciones del toro, se inhibió Morante en su primero, en medio del enfado del personal. Pero ya en los lances de salida del 4º cambió radicalmente el panorama. Quite luego ceñido por chicuelinas, como intermedio para una faena con torería, con momentos singulares como los suyos, toreando muy despacio, largo y con una estética única. Para él fueron los olés más sinceros de la tarde.

“El Juli” estuvo poderoso con el muy incomodo 5º, que sin ser un barbián tenía mucha pero mucha guasa. Al 2º lo exprimió hasta el final, tanto con el capote –muy entregado el torero– como con la muleta, en una faena de excelente nivel sobre ambas manos y con variedad en los remates, en la que consiguió imantar en los vuelos del engaño a un toro que de por sí buscaba sobre todo huir de la pelea.

Los dos que le tocaron a Perera fueron de lidia complicada en los primeros tercios, con embestidas a oleadas, cortando en ocasiones el viaje. Al 3º le consintió más allá de los esperable, cuando a duras penas llegaba al final del muletazo y siempre lo hacía sin calidad. Más deslucido, con un punto de violencia, resultó ser el 6º, con el que el extremeño consiguió imponerse a base de técnica y buena colocación en un trasteo tan templado como largo: el primer aviso le llegó sin haber entrado aún a matar. 

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Taurología

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