Por dos veces en una semana lo que ha durado Maxim Huerta en la Cartera de Cultura y lo que ha tardado el residente Sánchez en nombrarle sustituto en la persona de José Guirao. Un anamilista sucede a otro. Uno se ha tenido que ir, y no de forma elegate, porque en el armario tenía irregularidades con la Hacienda; el otro viene oficialmente el Meseo Reina Sofía, pero entre sus multiples cargos tambien anda metido en organizaciones animalistas, con la orientación a censurar la Tauromaquia.
Con el uno y con el otro, la realidad es que hay que hacer un amplio acto de fe para seguir el consejo de darles ciendías de gracia, porque las huellas que han dejado en sus rspectivas biografías no dan mucho margen como para tener dudas.
Se parte de una incógnita importante, que se supone que se despejará de manera más o menos rápida. El decreto firmado por el Presidente Sánchez que reestructura las áreas de su Gobierno, es sumamente inconcreto: se para tan sólo en el primer nivel de cada Departamento, pero no se adentra en el segundo nivel: subsecretarías y direcciones generales. Y, sobre todo, queda pendiente de una reunión del Consejo de Ministros la pedrea de nombramientos para estos niveles. Por tanto, se desconoce en cuál de esos epígrafes y en qué manos concretas vendrán a caer los asuntos taurinos.
Hay que reconocer que en el Gobierno, si tiene algún margen de actuación, podríamos tener una buena valedora en la persona de la Vicepresidenta Carmen Calvo, aficionada reconocida y activa miembro de la Asociación Taurina Parlamentaria. Pero a la hora de la verdad en la maquinara de la Administración lo que cuenta es la persona concreta que se encarga de la gestión y de las relaciones relativas al mundo del toro. Y todo lleva a pensar que en esta materia el Presidente Sánchez ha errado con los dos nombramientos sucesivos en la cartera de Cultura.
Por lo demás, no debieran extrañarse en la Moncloa por la inquietud y la incertidumbre que se han hecho dueñas de los sectores de la Fiesta. Pasar de una Administración con la que hubo buen entendimiento a otra que en la mejor de todas las hipótesis constituye toda una incógnita, necesariamente suscita todo género de alarmas. Taurinamente hablando esto del "Gobierno del cambio" puede resultar indigerible.
0 comentarios