La plaza de pronto se llena de una tensión, única posibilidad ante el torero que, frente a la puerta de toriles se dispone a uno de aquellos toques de valentía que pueden remontarlo a glorias insospechadas o terribles marginaciones, según el encanto que se desvele tras esa luminoso misterio, mismo misterio del que ahora sólo encuentro las cálidas palabras de Manuel Altolaguirre para entender lo que aquí está sucediendo:
Para alcanzar la luz
Dicen que soy un ángel
Cansado de subir, a veces ruedo
Y lo que yo encontré en mi mayor caída
Desperté y ahora quiero
Acercarse, tener un mejor detalle de la imagen, permite observar en ese polvillo fino que ayuda a darle a la luz proyectada una condición más etérea, que el torero se encuentra con la posibilidad de conocer la eternidad, el otro lado del abismo, ese más allá cuando se está al borde mismo entre la vida y la muerte…
Imposible seguir. En el poeta Ángel González encontré, con sus versos el avío más apropiado para que, antes de la salida del toro, estemos en posibilidad de equilibrar la tensión que producen instantes como estos…
Milagro de la luz
Milagro de la luz: la sombra nace,
Los eucaliptos dejan en la tierra
Una sombra más leve y más sencilla,
que nace de tus piernas, se adelanta
para anunciar el último, el más puro
Y al torero, de seguro vino a susurrarle al oído José María Pemán para que, en un rápido y angustioso enfrentamiento entre la vida y la muerte, pudiese aprender la siguiente
Oración a la luz.
Señor: yo sé que en la mañana pura
Yo sé que te refleja la segura
Por eso te celebro yo en el frío
por eso yo te adoro, mudo y quieto:
Nota:Según explica el autor en una nota introductoria, esta imagen aparece en: URIEL MORENO_EL ZAPATA_PROCEDENCIA_SU FACEBOOK_31.12.2011.
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