Más de lo mismo. Y van tres

por | 27 Abr 2011 | Temporada 2011

Sevilla. Tercera de feria. La media entrada habitual del abono. Toros de Alcurrucen, de desigual presentación, manos y desrazados, excepto el cuarto que tuvo más movilidad. Oliva Soto (de terciopelo burdeos y azabache), silencio y ovación. Rubén Pinar (de nazareno y oro), silencio y palmas. Miguel Tendero (de violeta y oro), silencio y silencio.

Una deslucida corrida de Alcurrucen vino a confirmar el viejo dicho de que no hay dos sin tres. En efecto, tras las dos deslucidas y mansas corridas de lunes y martes, el miércoles tuvimos la tercera entrega, en este caso a cargo de la ganadería de los hermanos Lozano.

Se esperaba más de los de Alcurrucen,  vista la trayectoria última que venía manteniendo, pero no respondió ni en presentación ni en juego. Corrida mansa de principio a fin. Para que verdaderamente fuera cierto eso de “más de lo mismo”, el único toro que metió la cara en los engaños le correspondió a Oliva Soto. En suma, tarde de bostezo y paulatina marcha del personal, en busca de mejor fortuna en el futbol televisado. 

Estos toreros nuevos tienen el empeño de hacer ver  la afición que por él no va a quedar. Lo cual se traduce en faenas cansinas y pesadas, cuando de antemano se sabe que el lucimiento es imposible. Se agradece la voluntad y el esfuerzo; pero en casos como el de Alcurrucen esta tarde, el personal agradecería también la brevedad. Entre otras cosas porque ya ante los caballos hubo tiempo para calibrar el grado de mansedumbre de los nuñez de los Lozano.

Hoy no estuvo bien Oliva Soto. Hoy no vale engañarse. Al menos, resulta contraproducente. Pero al cuarto de la tarde tenía que haberle cortado la oreja. Se podrá agarrar a la excusa del mal uso de la espada. La realidad es que no terminó de centrarse ni de llevar a su enemigo metido en la muleta. Tanto con una como con otra mano abusó de echarle la mano arriba a mitad del muletazo, cuando pedía a voces que todo se le hiciera por abajo. Por eso las series no salían redondas, por más que las comenzara con buen estilo y las concluyera con cierto garbo. Pese a todo, si le mete la espada le habrían pedido la oreja, porque una mayoría de aficionados está con él.

La tarde, por lo demás, se fue en blanco para Pinar y Tendero. Y no se les puede poner reproche alguno, porque en el ruedo no había materia prima, salvo para el carnicero.

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Taurología

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