«Ese lance, que tanto gusta a los públicos y que tiene más riesgo de lo que parece, empecé a ensayarlo estando entrenándome en México en la finca de La Punta. Recuerdo que el más joven de los Madrazo me indicó que intentase alguna suerte original. Por complacerle estuve entrenando una entre gaonera y delantal. Al principio, me costó gran trabajo y me costó varios palotazos en los tentaderos. Pero allí en México no pude darlo a conocer, porque tenía que perfeccionarlo. La primera vez que lo hice fue el año 23, en la Corrida de la Beneficencia, en la que toreaban conmigo Maera, Villalta y Antonio Márquez». (José Alameda. «Historia verdadera de la evolución del toreo». México 1985)
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