Manuel Escribano, el síndrome del «hombre esforzado»

por | 29 Mar 2016 | Reportajes

Hace unas semanas se quejaba Manuel Escribano de los carteles que la Empresa Pagés le había ofrecido para la inminente feria de abril, en la que le han tocado las dos corridas “duras”: Victorino Martín y Miura.  Incluso llegó a afirmar que había pensado rechazar la oferta,  pero luego decidió aceptarla.

Sin embargo, luego se repasan los carteles de Madrid –cuya Empresa lleva los intereses del torero de Gerena—y se comprueba que sus apoderados lo anuncian tres tardes y de ellas dos con corridas comprometidas como las de Pedraza de Yeltes y Adolfo Martín; la tercera es la de El Torero. Si estaba disconforme con la empresa de Sevilla, ¿qué opinión tendrá el torero con la de las Ventas?

Sin embargo, nada es distinto con respecto a la temporada de 2015 y de 2014, cuando en ésta última, además, tocaba recoger los frutos de sus apoteosis con la miurada de Sevilla en 2013. De hecho, ya llamó la atención que siendo una novedad y con el triunfo a sus espaldas se le anunciara en su confirmación de alternativa a una tarde tan sólo y con un cartel de segundo nivel.

De hecho, junto algunas tardes de mayores desahogos, Escribano ve su nombre en tardes de mayores compromisos toristas. No se entra aquí en si eso es justo o es injusto; es, sencillamente, la realidad que marcan los tiempos modernos. Y el torero de Gerena no hace mal el toreo; en el recuerdo están aquellos inmensos naturales al toro de Miura de su recuperación, casi 10 años después de su alternativa, para los carteles de feria. Pero en el toreo, de hoy y de ayer, acaban mandando las circunstancias.

Pero conviene reconocer que al menos en parte su caso, ese que ahora parece pesarle,  toma causa de su propia personalidad, de ese sello que el torero se ha impuesto, al irse con ocasión y sin ella a la puerta de toriles, o al poner ese par tan comprometido y de riesgo citando en las mismas tablas. Ha sido él mismo el que se ha marcado los listones entre los que quiere moverse en los ruedos, unos listones que, por cierto, llega un momento que cansan algo porque restan ese elemento de sorpresa que el toreo lleva dentro.

Sin embargo, la historia enseña que quienes se ven en el brete de dar cuenta de corridas menos agradables, no por eso si sitúan en el vagón exclusivamente destinado a ese “hombre esforzado” que cantaba Sánchez de Neyra. Ser un “hombre esforzado”, ya lo dijo el célebre cronista, no constituye en sí mismo ningún menoscabo; lo importante es cómo se plasma tal esfuerzo en los ruedos. Y ahí, cuando la ocasión lo admite, Escribano torea como el que mejor lo haga, con el mérito añadido del respeto que imponen sus toros.

Lo que ocurre, con mucha probabilidad, es ese dichoso sello responde, como si fuera un sambenito, a la costumbre de los taurinos de colgar a las espaldas de los toreros nada más irrumpir en los ruedos. Eso del torero de valor y el torero de arte, no dejará nunca de ser una simpleza. O se es torero en toda su dimensión, no se es.

Ahí está, sin ir más lejos, una figura como la de Ruiz Miguel, que de miurada en miurada, de victorinada en victorinada, se fue de los ruedos con el reconocimiento unánime de toda la afición. Y eso es lo que realmente importa de cara a los Anales de la Fiesta.

En ese camino puede andar este Escribano, que a base de esas corridas en la pasada temporada se encaramó al 4º puesto en el escalafón superior, con 46 corridas toreadas y la mayoría con éxito. No es pequeño semejante reconocimiento.

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Taurología

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Portal de actualidad, análisis y documentación sobre el Arte del Toreo. Premio de Comunicación 2011 por la Asociación Taurina Parlamentaria; el Primer Premio Blogosur 2014, al mejor portal sobre fiestas en Sevilla, y en 2016 con el VII Premio "Juan Ramón Ibarretxe. Bilbao y los Toros".

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